Luna



“ Algo había cambiado. Sherezade estaba más serena que nunca. Yaman había creado un oasis donde antes había arena.

Su dulzura, paciencia y el hecho de que quisiera seguirla sin desviarse de su propio camino le dieron la oportunidad de descubrirle y descubrise.

Había perdido el miedo porque él, sin promesas, le había llevado al paraíso de la reconciliación consigo misma. Con gestos sencillos.

Con amor desinteresado.

Acompañándola en su vida libre y de desapego.

La luna llena fue testigo esa noche de su alianza y de que aquello que estaban viviendo era más profundo que carnal…”