Que me incineren, no me cremen
Edgar Tarazona Angel


Muchas personas desconocen el significado del proceso de cremación y lo asocian con la palabra crema. Una de ellas era alguien muy querida para mi (mi recordada madrecita) y repetía insistentemente que, cuando terminara su viaje por este mundo no la sepultaran y mucho menos la cremaran.

Preguntaba a las personas allegadas que destino tenía la crema que sacaban de los cadáveres y durante muchos años no quería o no podía diferenciar entre cremación e incineración. Ella fue una persona de buen humor y con mucha chispa, como le decimos por aquí a esas personas alegres y con el comentario gracioso. Estoy seguro que si entendía, pero insistía en preguntar por escuchar las respuestas.

Su última voluntad fue que la quemaran y redujeran su cuerpo a cenizas y estas fueran enterradas con una bonita planta, pero que no la cremaran ni la incineraran.  Por supuesto, su cuerpo fue incinerado y sus cenizas se convirtieron en abono para un hermoso árbol de mandarinas que está en casa de mi hermanita Teresa.

En temporada de cosecha comemos mandarinas con sabor a madre.