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Las
madres de todas las épocas dan consejos a diario a sus queridos retoños sobre
todo lo divino y humano y la verdad, cuando uno es joven y rebelde, le entra
por un oído y le sale por el otro, como se decía en otros tiempos. La
época más difícil para los seres humanos son los años de la pubertad y la
adolescencia y es en este lapso de tiempo cuando las madres más insisten en dar
órdenes y sugerencias sobre qué es lo que deben hacer sus hijos, muchas veces
en contra de la opinión de sus maridos. Por supuesto, es cuando más
desobedecemos y llevamos la contraria, la edad de la rebeldía, cuando los
mayores son los enemigos, en especial los padres y familiares. Con
la llegada de los noviazgos el asunto se agrava, es tradicional que la pareja
no le guste a la madre, casi nunca, y allí nace la mala fama de las suegras. A
veces ocurría lo contrario y era el papá de la novia el que se oponía y hasta
amenazaba al pretendiente. Y ni se diga de las amistades, eso era una lucha despiadada
para alejar a los hijos de los grupos de amigos. Según los padres las malas
costumbres, los vicios y muchas enfermedades eran consecuencia de esas bellezas
de amistades con las que andaban los jóvenes. Pasa
el tiempo y la cantaleta familiar no termina, en especial por parte de las
queridas madres y, de pronto, el hijo o la hija se casan en contra de la
voluntad paterna y materna… pues resulta que a sus queridísimos retoños no les
funcionó la pareja y aquí viene la justificación del título de este monólogo: ¡Claro
-dice la madre con sonsonete- como el niño (o la niña, según sea el caso- hacen
lo que les da la gana, pues ahí está el resultado, un matrimonio desecho, y no
por culpa suya, es que nada más mire con quien se vino a casar, se le dijo, se le
advirtió y claro, como la mamá es una vieja cantaletera que no sabe lo que
dice, ahora mire a ver qué hace con esos dos peladitos, porque esa sinvergüenza
no se va a hacer cargo de ellos… y yo tampoco, más faltaba… ¡ Y
así continúa la querida señora hasta por días para rematar justificando su
diatriba con la frase del título: NO DIGA QUE NO LE DIJE. |
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