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Es increíble hasta dónde puede llegar la maldad y degradación de algunos
seres humanos. Esta es una historia real ocurrida en una pequeña ciudad donde yo
residía hace unos años. Por sus calles deambulaba una mujer de edad
indefinible, cubierta de harapos y de suciedad, se notaba de lejos su condición
demencial. Ella dormía donde le cogiera la noche y comía lo que encontraba en las
canecas de la basura. Jamás se peinaba y las greñas caían sobre su mugriento
rostro. No quiero agregar más a la imagen de este pobre ser humano que, al
parecer, no tenía parientes en este mundo. Pues nunca se supo quien, cómo y cuándo se
aprovechó de esta desdichada y todo el pueblo se escandalizó cuando su
esmirriada figura comenzó a mostrar el abultamiento del vientre. Ahí sí, como
por arte de magia, un día la recogieron unos funcionarios de la Secretaría de
Salud, la llevaron a un centro de atención médica, la bañaron y le hicieron
exámenes de rigor. La loquita estaba embarazada. Como me fui de ese pueblo, jamás me enteré del desenlace de esta triste
historia. Lo dejo a la imaginación de los lectores |
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