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Aprendí cuando niño que la Caridad, según
la doctrina católica, es una virtud teologal junto con Fe y Esperanza, y esta
consiste en socorrer al necesitado sin ningún interés y que las almas
caritativas son las personas que socorren a los más humildes sin esperar
recompensa. Eso lo he tenido muy claro toda la vida y distingo esos seres
especiales, pero existen personas que, aparentemente, prestan ayuda en casos
críticos y lo hacen para lucirse, por envidia, por chisme o porque son unos
desgraciados; con ironía y sarcasmo yo los llamo “almas caritativas”, por no
llamarlas de una manera ofensiva, veamos algunos casos.
Sin ánimo de ofender quiero resaltar que la
mayoría de estas almas caritativas son femeninas, tanto las buenas como las
falsas y he padecido en carne propia la bondad d las últimas, que por pura
caridad se meten en lo que no debe importarles como en el caso del hombre o
mujer casados que tienen una aventura extraconyugal y la bondadosa señora, con
muy “buenas intenciones” le cuenta al engañado el caso con todo detalle, como
si hubiera estado presente cuando la pareja estuvo en la cama. De igual manera
les informan a los padres de la niña que sale con un muchacho de dudoso
comportamiento, o del chico que tiene comportamientos homosexuales. La lista es
larga.
Por todas partes abundan estas lenguas
viperinas que se encargan de distribuir los chismes sin importar a quien dañan
u ofenden. Casi siempre agregan detalles de su imaginación y no pocas veces lo
que comentan (de muy buena fuente y sin querer meterse, dicen) hace mucho daño.
En esta época de elecciones estas caritativas se encargan de desprestigiar a
los candidatos que no son de sus afectos y alaban las virtudes de los que
prefieren. Claro que me artículo se refiere a las chismosas de barrio o de
pueblo, pero podría extenderse al ámbito nacional con los pseudo
periodistas que cumplen esta función de alabar o denigrar.
Que Dios nos libre de las falsas almas
caritativas que simplemente son metiches o lambonas. |
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