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Hace poco perdí las llaves de la casa, o creí perderlas; busqué por
todas partes y mi señora me ayudó mientras me decía que siempre refundía las
cosas, en especial el llavero y las gafas, buscamos hasta en los lugares menos posibles
como el congelador y el joyero de ella y nada.
Cuando ya estábamos decididos a dejar la búsqueda y mandar sacar
duplicados de las que tenía mi esposa, abrí la puerta para salir a la calle… y
allí estaban las benditas prendidas de la chapa. La noche anterior había
llegado y las dejé puestas en la cerradura.
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