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1. Hacera
¿Se ha vuelto loca la
RAE y ha empezado a incluir palabras incorrectas porque la gente las usa mal?
Sí, pero lleva muchos siglos haciéndolo. Si nos ponemos puristas, quien sobra
es la acera y no la hacera: en el diccionario de Covarrubias, de 1611, existía
solo la versión con hache. Siglo y medio después, en el de Autoridades, ya
habían ganado los vagos que eliminaban la letra muda (y a punto estaban de
eliminar también la “a”, todo sea dicho). La RAE sigue incluyendo “hacera”,
suponemos que por nostalgia y para contestar a los que la atacan diciendo que
está destruyendo la lengua al aceptar errores extendidos como correctos.
2. Uebos
¡No te arranques los
ojos todavía! Estos uebos no son los que estás pensando, aunque sí son los de
la expresión “¡Manda uebos!” que escribes con hache y con uve tan seguro de ti
mismo y que has incluso hecho evolucionar hasta “¡Manda cojones!”. ¡Mal! Uebos
(o huebos, que también existe) viene del latin Opus y significa trabajo o necesidad.
“¡Manda uebos!” lo decían ya los romanos en su versión latina “Mandat opus!”,
que significa “la necesidad obliga”. Así que dilo sin miedo en cualquier
contexto y no te vuelvas a reír de Trillo: estaba siendo mucho más culto que
vulgar.
3. Jira
¿Nos vamos de jira? Lo
que te estoy ofreciendo, claro, no es que nos vayamos de viaje a dar conciertos
por distintas ciudades, sino una alegre merienda campestre, algo que sin duda
deberíamos hacer más.
4. Murciégalo
No protestes, no
estamos ante las almóndigas o cocretas (que la RAE no se cansa de decir que ha
incluido solo para decir que son vulgarismos y mostrar la forma correcta,
aunque nadie les hace caso), al murciégalo le pasó lo mismo que a las haceras:
la gente lo empezó a usar mal y ahora de pronto se ven marginados y
despreciados cuando ellos eran los originales. Los murciélagos son ratones
ciegos según su etimología original, que no está del todo clara. Lo único que
está claro es que fueron murciégalos antes que murciélagos y que no deberíamos
escandalizarnos ante el hecho de que esté en el diccionario.
5. Azur
El azur no es un azul
incorrecto, sino un azul determinado. Según la RAE es un “color heráldico que
en pintura se representa con el azul oscuro y en el grabado por medio de líneas
horizontales muy espesas”. Y siguiendo con el tema de la etimología, “azul”
viene del árabe vulgar “lazurd”. Saquen sus propias conclusiones.
6. Descambiar
Para lo de ir a la
tienda con una prenda que compraste y volver con otra mejor sigue sin usar este
verbo. Tenías razón cuando decías que no tenía sentido usar “descambiar” por
“cambiar”, pero no al creer que no existe. Descambiar tiene dos acepciones
llenas de lógica: “deshacer un cambio” o, en muchos países de Latinoamérica,
“convertir billetes o monedas grandes en dinero menudo o viceversa”.
7. Bacante
Si lees algo sobre una
bacante, fíjate en el contexto antes de poner el grito en el cielo. ¿Despistado
ante el contexto hedonista en el que parece encontrarse? ¿Te preguntas qué
clase de trabajo es? Lo sentimos, no puedes solicitarlo. Es una bacante y no
una vacante, es decir, una seguidora del dios Baco, mujer que “participaba en
fiestas bacanales” o que es “proclive a participar en orgías”. Si lo que hay es
una vacante de bacante, claro, las cosas cambian.
8. Amover
Están los usos que son
poco recomendados, sí, como sinónimo de “mover”, pero está otro perfectamente
correcto y aceptado: como sinónimo de “remover”, en su acepción de “deponer de
un empleo o destino”. Ah, ¿qué creías que lo de remover con ese significado era
solo una mala traducción literal de “remove” en inglés? Nunca te acostarás sin
saber algo nuevo…
9.
Gayo
Lo peor de todo es que
este gayo es también un ave, por lo que ni siquiera el contexto te salvará de
quedar mal (pero tiene el plumaje azul, blanco y negro, por si te sirve de
ayuda). Gayo es también un adjetivo para referirse a alguien alegre o vistoso
(y sí, es de donde viene “gay”, que en inglés significa también alegre o
vistoso).
10.
Haiga
No como sinónimo o
sustituto de haya, no te preocupes, pero sí para referirnos a un coche muy
grande y ostentoso, normalmente llegado de Norteamérica. Claro que el tema es
más complicado y sí tiene su origen en el error: nació cuando los nuevos ricos
que habían hecho fortuna en América volvían a España y se compraban un coche,
“el más grande que haiga”. Y esos coches, claro, pasaron a llamarse haigas.
11.
Arta
No puedes “estar arta”,
no, pero sí utilizar esa palabra así escrita sin cometer un error: ¿estás
hablando de una “planta herbácea, vivaz, de la familia de las plantagináceas,
con hojas radicales, pecioladas, gruesas, anchas, ovaladas, enteras o algo
ondeadas por el margen, flores sobre un escapo de 20 a 30 cm de altura, en
espiga larga y apretada, pequeñas, verdosas, de corola tubular en la base y partida
en cuatro pétalos en cruz, fruto capsular con dos divisiones, y semillas pardas
elipsoidales, que es muy común en los sitios húmedos, y el cocimiento de sus
hojas se usa en medicina”? Ya sabes, lo que conocemos como llantén. Entonces sí
puedes.
12. Biga
Estas bigas no forman
la estructura interna del techo de tu casa. Sería muy raro ver un carro tirado
por dos caballos en el tejado, ¿no?
Tomado de la Red en
Internet
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