Es
una de las novelitas cortas que tenía pendiente de Bolaño.
Después de leer de un tirón "Estrella distante" y
"Amuleto", me alegro mucho de haber dejado pasar un tiempo antes de
leer la tercera del libro, "Nocturno de Chile".
El estilo es agobiante, pesadillesco, un
monólogo enloquecido sin principio ni fin que no me permitía
dejar el libro tranquilamente y esperar a otra ocasión para continuar su
lectura, así andaba por todas partes con el libro como si no pudiera despertar
hasta que leyera el punto final. Y así ha sido. Y el sueño
enloquecido del cura Lacroix me ha permitido
soñar a mi vez con los grandes monstruos de las dictaduras
latinoamericanas, con la indefensión de la literatura frente a los
grandes poderes de la política, del pensamiento único. Me ha
permitido espiar, más que contemplar, como muchas veces las formas son
más importantes que lo que esconden. Es curioso que haya sido la voz de
un cura del Opus Dei la que
me lo haya mostrado.
Recomendaciones... ni idea, a Bolaño no lo suelo recomendar, por lo que
he visto, o te fascina o lo odias, supongo que con él no valen las
medias tintas, algo parecido le ocurre en su escritura.
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