El amor. Otro punto de vista
Edgar Tarazona Angel



Este es uno de los temas que más ha causado polémicas en la historia de la humanidad. De pronto es el que mayores discusiones, problemas, controversias, uniones, entendimientos, desazones, alianzas, etc. Ha promovido desde que el mundo es mundo. Se dice y se repite que el AMOR mueve el mundo pero ¿Qué es el amor?

Nunca se han podido poner de acuerdo los seres humanos para definir este sentimiento que despierta tantas emociones. Una cosa dicen los filósofos, otra los religiosos de las diferentes creencias, los poetas nos muestran otra cara del amor, los optimistas lo ven en una forma distinta de los pesimistas y, en definitiva, los hombres y las mujeres lo sienten desde su propia visión de género.

Cada persona tiene formada una imagen muy personal y respetable de lo que considera que es este sentimiento. Una madre tiene en mente que el amor es lo que siente por sus hijos; el músico escribe un poema al ser amado y le pone música, eso es el amor para él. Para los creyentes de las diferentes religiones el único amor verdadero es el que se siente por ese SER SUPERIOR en el cual creen. El fanático de lo que sea centra sus emociones en la patria, su equipo, su religión, sus ídolos, etc. Y para él, eso es el amor totalizante y verdadero.

Lo único que se puede afirmar con certeza es que el amor es un sentimiento presente en todos los seres humanos y que se manifiesta en diferentes formas y con distinta intensidad. Acá debo hacer un paréntesis. Escuchamos hablar de buenos sentimientos y malos sentimientos. ¡Cuáles son cuales? Parece que los buenos son los que están de acuerdo con nuestra forma de pensar y de sentir y los malos sentimientos son aquellos que nos hacen sentir rechazo. Debo recordarles que no existe una persona 100% buena ni 100% mala y que lo bueno y lo malo dependen de variadas circunstancias. El azúcar es bueno y necesario para el organismo pero, si lo consume un diabético, puede entrar en estado de coma y fallecer.

Hace un momento afirmé que el amor es un sentimiento, eso no tiene discusión. Ahora hago otra afirmación: el amor es atracción; si unimos las dos afirmaciones podemos decir que el amor es un sentimiento que ocasiona atracción. Casi siempre se da por sobre entendido que es una atracción entre dos eres de sexo opuesto. Si está más allá de esta posibilidad comienza a debilitarse la aceptación, o debe decirse, más bien ¿la tolerancia?

Me excusan si le doy un rodeo al tema. Es que como no hay una definición exacta del amor, debo abordar el tema desde diferentes puntos de vista. El amor es un término equívoco en el sentido de que lo acomodamos según las conveniencias. Cada uno escoge el que más le conviene y olvida que los otros tienen sus propias valoraciones; y la forma en que viven sus emociones es personal y, posiblemente, diferente de lo que sentimos nosotros.

La madre siente amor por sus hijos; el esposo debe sentirlo por su esposa y viceversa, cada uno por su pareja; todos con la patria; el mundo entero por un Dios, Ser Supremo o como se le conciba; entonces ¿por qué tanto desamor? El desamor es lo contrario del amor, es la ausencia de atracción, de sentimiento y no debe confundirse con el odio que es resentimiento, rabia en contra de algo o de alguien. El desamor no es odio, es falta de amor, es un vacío de afecto, de sentimiento, de emociones.

En nuestro programa y en el programa paralelo de AA se nos habla de defectos de carácter y enfermedad de las emociones. Estamos enfermos de las emociones. Entonces, ¿estamos enfermos del amor? En cualquier momento nos enfrentamos a lo que sentimos y encontramos emociones y sentimientos confusos. Si no entendemos que es el amor ¿cómo podemos afirmar  que estamos enfermos de él?

El amor no es sólo la atracción física. La bonitura se acaba pronto y esa idealización del amor es la que hace que las parejas no duren. El amor es más profundo y va más allá de la atracción y el sexo. El amor es una suma de factores que no se dan sueltos; por eso es tan difícil abarcarlo, definirlo, ubicarlo en pocas palabras.

¿Porqué se mal interpreta el amor?  Por la idea distorsionada que se tiene de él. Desde pequeños nos han educado en la creencia de que el amor es entregar todo sin recibir nada a cambio, más bien sin esperar nada a cambio. Eso se graba en el cerebro y enfrentamos la vida con la imagen romántica de un amor que no espera nada cuando en realidad si esperamos que nos correspondan con la misma intensidad y la misma fuerza que estamos queriendo.

Es muy difícil, casi imposible que dos personas sientan lo mismo. Está comprobado científicamente que ni siquiera los gemelos idénticos son tan idénticos. Aparentemente son iguales, se formaron del mismo espermatozoide con el mismo óvulo pero, las diferencias espirituales, emocionales, sentimentales son enormes y, a medida que pasan los años, estas diferencias se agrandan. Entonces, si dos seres que compartieron el vientre materno y nacieron con pocos minutos de diferencia no sienten igual, ¿Porqué esperamos que una persona, que ni siquiera es de la familia, se identifique con nosotros?

En muchos casos la desilusión, la desesperanza, la amargura y el despecho son fruto de la verdad. Cuando se comparte un techo con otra persona y la vemos en su realidad cotidiana, nos damos cuenta de que no era lo que habíamos construido en la mente. Es que durante la etapa de traga o enamoramiento( que no es amor), adornamos al otro con una cantidad de cualidades que no posee y le quitamos todos los defectos; esto suele durar varios meses, hasta el día que se comparten cama, mesa y responsabilidades, entonces caen las caretas y al reconocer al otro en su verdadera dimensión fracasa la relación. ¿Esto significa que no existe el amor? No, de ninguna manera, lo que pasa es que cuando vemos al otro como es ya no nos gusta.

El amor, oh, el amor. Cuantos poemas, cuantas canciones, cuantas novelas y telenovelas y películas se han hecho sobre el amor. ¿Es que no existe el amor? Claro que existe, pero no ese amor que muestran los poetas, los escritores y los actores, el amor debe ser real y ubicarse en este mundo. Cuando lo ponemos en el paraíso terrenal, en los sueños, en las nubes, en el otro mundo, corremos el riesgo de caernos y darnos un totazo muy doloroso.

Dice el poeta hindú Jalíl Gibrán: “Todo hombre ama a dos mujeres: La que su imaginación a creado  y una que todavía no ha nacido”. No puedo afirmar que las mujeres piensen lo mismo pero si es cierto que a medida que pasa el tiempo las mujeres sueñan cada vez más con un hombre ideal muy difícil de encontrar y esa imagen les quita la paz porque jamás lo van a encontrar. Decía el mismo poeta: “El amor es como las mariposas, si lo persigues vuela y no lo puedes alcanzar. Si te quedas quieto, el amor se posa sobre ti”.

No se puede hablar de amor sin tocar el tema de los celos. La mayoría de personas está convencida de algo que le inculcaron desde siempre: “Sin celos no hay amor”. La música popular que está de moda le canta a un amor enfermizo donde la traición, la infidelidad, el odio, la venganza y los celos se repiten en todas las canciones con algunas variantes, veamos algunas frases: “Me la robé y me la robaron/ yo la quité y me la quitaron…”; “A chillar a otra parte”; “ Si no me querés, te corto la cara…”; “Resulta que usté y yo somos hermanos/ pero de la cintura para abajo…” Se tratan por parejo, hombres y mujeres de ratas de alcantarilla, alimañas, víboras, monstruos de crueldad, demonios de maldad… Digo, ¿Dónde quedó ese amor bonito, romántico, limpio de nuestros padres y abuelos?

Y, convencidos de que sin celos no hay amor, las parejas de hoy, en algunos sectores sociales, llegan a los extremos más extremos de desconfianza y violencia. Ese periódico sensacionalista llamado El Espacio trae todos los días, en primera página, titulares enormes con fotos de muertes por celos: suicidios, envenenamientos, bala, cuchillo, etc. Por Dios, ¿dónde están los valores…? ¡Dónde está el amor? Fusagasugá es una pequeña ciudad muy cercana del paraíso; a diario vemos por sus calles desfilar ancianos, parejas de viejitos tomados de la mano; no me digan que esta imagen no es bella, qué bonito pensar que podemos llegar a este momento de nuestras vidas con la compañía de una persona que envejeció con nosotros.

Parece que no es la moda querer al derecho sino por sendas retorcidas. Amigas, los mensajes que llegan con la música, y otros medios masivos, entran en nuestra cabeza con tanta frecuencia que se graban en la Psiquis y, en un momento indeterminado nos ponen a pensar que eso es lo correcto. El alcohólico que escucha siempre esta música llega a su casa y, en ese desorden que tiene en la cabeza, se imagina a su querida esposa haciendo todas las maromas que cuentas las canciones y muestran en los respectivos videos. Entonces, busca el fantasma del amante y… claro, no lo encuentra, entonces la emprende a golpes con la pobre mujer que casi nunca sabe porque la está maltratando.

Queridas amigas de Al-anon, Al-ateen. El amor no obliga a soportar todo; bendito y bienvenido el amor cuando trae la paz, la serenidad, la compañía de un ser humano, la solidaridad. Pero ese mal llamado amor que nos dice que aceptemos al otro con todos sus defectos y cualidades, debemos revisarlo. Sí, todos tenemos defectos y cualidades, es indiscutible pero, cuando los defectos del otro hacen peligrar mi integridad y mi vida, que se vaya con sus chiros para otra parte. Oigan con atención: ninguna ley divina o humana puede obligarme a convivir con una persona que pone en riesgo lo que soy y mi vida en peligro.

Aceptemos que el alcohólico es un enfermo; si, es un enfermo incurable pero hay varias posibilidades de controlar su enfermedad: la religión, tratamiento psiquiátrico, Alcohólicos Anónimos, un ataque cardiaco, etc. Si el enfermo acepta que tiene un problema y asume el tratamiento, convivamos con él y ayudémosle. Si no quiere cambiar el rumbo de su vida, que triste para él y para los que tienen que soportarlo. No podemos olvidar que hay decisiones muy difíciles de tomar y, en nombre del bendito amor, miles de seres humanos soportan esa carga tan tremenda de convivir con un alcohólico activo.

Quiero aclarar algo: una cosa es el amor y otra nuestra dignidad, nuestro derecho al buen trato, nuestro derecho a un amor sano, sin dolor. Eso es la esencia del amor: un sentimiento que atrae a los seres humanos. En una pareja, el amor  es esa  fuerza de atracción, o de cohesión si se prefiere, que logra que dos seres, tan diferentes en todos los sentidos, se acompañen a lo largo de muchos años y afronten los problemas de la vida juntos, hombro a hombro, voluntad unida a otra voluntad, corazón con corazón. Una mano mas otra mano no son dos manos, son manos unidas para progresar juntos.

El amor que se funda en la comprensión, el entendimiento y la ternura perdura. El amor de cama, de bonitura, de baile, de paseo, de solo goce… se acaba; porque el cuerpo se cansa, en cambio el sentimiento permanece. Si no amamos con el corazón y la cabeza estamos perdidos. La parte física es efímera, sino que lo digan los señores que ya no funcionan de la cintura para abajo.

Si toqué fibras sensibles me perdonan. Son las palabras de un hombre que las quiere y las respeta. Muchas gracias por invitarme y recuerden: amen con el corazón y la cabeza. Su amigo incondicional de siempre: Edgar.