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Reconozco
que empecé a leer este libro empujado por el auge comercial que ha tenido
durante el último año en nuestro país. Este motivo, como bien es sabido, suele
hacer que nos enfrentemos en muchas ocasiones a la lectura de castañas
interminables que finalmente hay que
abandonar en busca de buena literatura. Pues bien, este no ha sido el caso. Se trata de
una novela que no deja indiferente al lector. Indaga en el ser humano y lo hace
sin tapujos. La vida y la muerte están presentes de igual manera. Resulta
curioso, como estando ambientada en un país tan diferente al nuestro como
Japón, podamos identificarnos en muchos aspectos con los personajes, con lo que
les ocurre y lo que sienten. “Tokio Blues”
podría ocurrir en cualquier lugar y en cualquier momento. No pasará nunca de
moda. Recomiendo
por lo tanto la lectura de este libro, aunque también es cierto que si eres de
las personas a las que no les gusten las
historias difíciles este no es tu libro. En ese caso te recomiendo mi último
descubrimiento, el inspector sueco Walander de Henning Mankel. En el próximo
número de Creatora os lo presento (a los que no lo
conozcáis). Juan
Carlos Álvarez Alaiz |
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