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El título del artículo es el lema de la IV Bienal Novela Mario
Vargas Llosa, que se desarrolló bajo la organización de la Cátedra Mario Vargas
Llosa, de la Universidad de Guadalajara, la Federación Internacional para la
Libertad y con el apoyo de la Feria Internacional del libro de Guadalajara-
México. José Pedro Mario Vargas Llosa, nació en Arequipa Perú, el 28 de
marzo de 1936. Escritor, periodista y político, ha recibido innumerables
premios por su labor entre los que destacan en 1994 el Premio Miguel de
Cervantes y en el 2010 el Premio Nobel de Literatura. En1993 obtiene la
nacionalidad española. Su obra ha sido traducida a más de 30 idiomas. En la inauguración de la IV Bienal, siendo esta la segunda edición
que se realiza en México; se refirió al idioma español, asegurando que con éste
ha sucedido algo extraordinario, sin el apoyo de
ningún gobierno, ha seguido creciendo y, es hoy después del inglés, “la lengua
que tiene más predicamento en el mundo entero, al grado que hoy en día debe
estar presente en los cinco continentes”. El autor de “La ciudad y los perros”, externó: “Queremos que el
mundo de la lengua española enlace no sólo a España y América Latina, sino que
llegue a los lectores de otras partes del mundo para leer buena literatura”. La Bienal, haciendo honor a su lema: “La literatura último reflejo
de la libertad”, se solidarizó con el escritor nicaragüense Sergio Ramírez,
quien obtuvo en el 2017 el Premio Cervantes de Literatura, por ser “víctima de
una injusta persecución” en su país de origen. Quien fuera candidato a la presidencia del Perú en 1990, y contra
todo cálculo fue vencido en la segunda vuelta por Alberto Fujimori; con
referencia a la lectura dijo: “Leer mala literatura puede traer consecuencias
negativas para los lectores”. Razón porque la que la Cátedra que lleva su
nombre en la Universidad de Guadalajara, quiere “enseñar a leer bien”; a través
de una serie de conferencias con ese objetivo bien claro. “Mostrar ciertos mecanismos de la literatura que enriquecen la
lectura de estos libros de los que podemos sacar provecho y
por ejemplo, defender la libertad”. De ahí que el autor de la novela “Lituma en
los Andes”, sobre esa relación libertad- literatura considera que: “En los países verdaderamente libres, la literatura no parece tener
una función política, se entiende como un entretenimiento, como una forma de
pasar el rato, pero basta que en un país se recorten las libertades, que se
reduzca ese margen para criticar a distintas instituciones, para que la
literatura se cargue de una cierta vivacidad crítica, con la que los libros se
empiezan a leer de otra manera que en las sociedades libres”. Para el autor de “La Fiesta del Chivo”: “Es muy interesante ver la
manera de cómo se leen los libros buscando aquello que no dicen los diarios,
aquello que no dicen las radios, que no dicen las televisoras, porque los
libros empiezan a representar esa libertad que está mediatizada o perdida. Nos
gustaría contribuir a que esa lectura fuera más rica, más interesante, más
profunda”. Con referencia a esta última parte, esta semana trabajé con mis
alumnos universitarios de la Materia: Lectura y Redacción, la grave
problemática que atraviesa México, con un porcentaje muy elevado de estudiantes
de nivel superior que no comprenden lo que leen y cada vez, trágicamente
descienden más los niveles de lectura en el país. Por lo tanto
hay que contribuir a que la lectura sea “más rica, más interesante y más profunda”. |
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