|
|
Carlos Fuentes Macías, de padres mexicanos nació en Panamá el 11 de
noviembre de 1928, su padre era diplomático y en ese momento estaba en la
representación de México en ese país. Falleció el 15 de mayo del 2012 en su
querida Ciudad de México, justamente su primera novela lleva como título: “La
región más transparente”, siendo el núcleo de su temática la vida en la capital
mexicana en la década de los 50.
Ciudad a la que en su juventud generalmente concurría a pasar las
vacaciones, ya que por la profesión diplomática de su padre estudio en Estados
Unidos y diferentes países de Latinoamérica., pero sus progenitores no querían
que perdiera el contacto con México. Años más tarde el escritor también se
integraría a la diplomacia siendo de1975 a 1977 Embajador de México en Francia.
Su formación pluricultural lo llevó a estar muy comprometido con la
política internacional y con la problemática latinoamericana. Su obra en la que
mezcló magistralmente historia, filosofía y mitología estuvo más que nada
orientada a México, su idiosincrasia, temas políticos y sociales.
Fue profesor universitario en la década de los 70 en Princeton,
Pensilvania y Columbia; también fue catedrático en Cambridge y Harvard. Se
cuenta que cuando recibió la noticia que le había sido otorgado el Premio
Cervantes, estaba dando una clase en Harvard en la que acababa de citar un
pensamiento de Cervantes de la obra El Quijote de la Mancha. Su obra es tan
prolífica que abarcó novela, cuento,
ensayo, obras dramáticas, guiones y argumentos para cine incluso hasta una
ópera.
Llegó el momento de introducirnos en la temática del título de este
escrito. Corría el año 1962, camino a un congreso literario en la República de
Chile, cuentan que Carlos Fuentes le dijo muy entusiasmado al escritor José
Donoso (1924- 1996- Santiago, Chile); después de la revolución cubana, él ya no
consentía hablar en público más que de política; jamás de literatura.
Consideraba Fuentes que ambas (política y literatura), en
Latinoamérica eran inseparables y que ahora la región sólo podría mirar hacia
Cuba. Ambos se comunicaron con el escritor, periodista y musicólogo cubano
Alejo Carpentier (Lausana 1904- París 1980) para sugerirle que el congreso de
literatura se transformara en un foro de exploración de lo realizado hasta el
momento por la Revolución Cubana en las áreas de educación y cultura.
El escritor colombiano Gabriel García Márquez ( Aracataca
1927-Ciudad de México 2014); a finales de la década de los 80, con un Carlos
Fuentes ya alejado de La Habana, solía decir que el intelectual que más sabía
de Cuba era Carlos Fuentes pero dejaba en duda las razones de su silencio.
En 1971 el escritor peruano- español, Mario Vargas Llosa (Arequipa 1936), lideró un
movimiento entre los principales intelectuales de Occidente, que publicaron dos
cartas reclamando al Gobierno cubano por el arresto del escritor Heberto
Padilla por un libro de poesía que fue premiado, vaya incongruencia, por la
Unión de Escritores de Cuba.
En dicha obra se incluía un poema titulado: “En mi jardín pastan
los héroes”, una referencia muy astuta a Fidel Castro a quien apodaban El Caballo.
Carlos Fuentes firmó ambos desplegados. Las misivas publicadas en diferentes
medios de prensa enfurecieron a Fidel Castro. Después de este episodio Carlos
Fuentes guardó silencio y no se preocupó más por Cuba. Con el denominado Caso
Padilla, algunos integrantes del boom latinoamericano se distanciaron de la
Revolución Cubana.
¿Por qué se emocionó tanto Carlos Fuentes con la Revolución Cubana?
En su primera etapa, los años 50 y 60, primero por la hazaña guerrillera y
posteriormente por las decisiones nacionalistas que tomara Fidel Castro al
frente del Gobierno. Es que Fuentes veía en la Revolución Cubana lo que no fue
la Revolución Mexicana: un modelo socialista.
La Revolución Mexicana se quedó a la mitad del camino entre el
capitalismo y el socialismo y se originó una propuesta de un Estado dominante con
un enfoque a lo social. Cuando la invasión de Playa Girón en 1961 Carlos
Fuentes iba a acompañar al ex Presidente General Lázaro Cárdenas del Río
(Jiquilpan 1895- Ciudad de México 1970), a La Habana.
Dicho viaje fue abortado por el Presidente Adolfo López Mateos
(Atizapán de Zaragoza 1909- Ciudad de México 1969). Cárdenas explicará al
Presidente que había querido viajar a Cuba por solidaridad frente al agresor
norteamericano, y Adolfo López Mateos le respondió, que México no podía darse
el lujo de comprar “pleitos ajenos”.
Pasarán los años y en el 2003 nuevamente Carlos Fuentes firmará un
desplegado contra Cuba, por el fusilamiento de tres jóvenes cubanos que
intentaron secuestrar una embarcación para dirigirse a los Estados Unidos.
En sus escritos y frases encontramos con referencia a las
revoluciones: “Las revoluciones las hacen hombres de carne y hueso, no santos,
y todas terminan por crear una nueva casta privilegiada”.
“Toda revolución genera libertad y genera nuevas formas de
dominación. Entonces, hay que consagrar la libertad para combatir esas formas
de dominación que inevitablemente van acompañadas de una gran transformación
social, del descenso de unos, del ascenso de otros”
Carlos Fuentes logró lo que no hicieron otros escritores de la
época, separar su inclinación por la Revolución Cubana de su obra. Durante los
años de su filiación cubana (1956- 1969), la obra de Carlos Fuentes no incluyó
a la Revolución Cubana, aunque sí le dio radicalización a sus ideas
intelectuales y a sus posicionamientos políticos y siempre en el espacio
nacional de simpatías al modelo populista del cardenismo.
Cuando la Revolución Cubana ascendía, Carlos Fuentes dio a conocer
públicamente su apoyo, retomemos lo dicho por Gabriel García Márquez, quien no
firmó la protesta en 1971 y posteriormente se convertirá en uno de los mejores
amigos de Fidel Castro: “dejaba en duda las razones de su silencio”. Se debería
el silencio de Fuentes al ver a Castro inclinado al socialismo autoritario; una
vez dijo Fuentes: “La libertad revolucionaria es pervertida por el poder
personal”.
A modo de reflexión final, comparto otro pensamiento sobre las
revoluciones de uno de los mejores escritores de Hispanoamérica del siglo XX y
principios del XXI, quien recibiera el Premio Miguel de Cervantes en 1987: “Es
que no hay buena revolución que no sea traicionada, sólo las malas revoluciones
no se traicionan a sí mismas”.
|
|
|