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Parte del título de este artículo es una frase del escritor, editor
y periodista uruguayo Gabriel Sosa, en una entrevista publicada por la Revista
Dossier el 31 de marzo del 2022, realizada por Nelson Díaz. El cuento, una narración breve, mayoritariamente responde a la ficción,
posee una mínima cantidad de protagonistas y acciones, siendo generalmente el
género con el que primero tomamos contacto con las letras, incluso a través de
la oralidad, al escuchar una narración que en la infancia nos realizan nuestros
padres, de las tradicionales, familiares o incluso de su propia invención. Para el novelista oriental el cuento es el género literario
uruguayo por excelencia y tradición. Con referencia a la actualidad externó que
Uruguay está siguiendo la norma mundial, que es la novela. “Y estamos dejando
de lado la tradición uruguaya, que es el cuento”. Y eso es un pecado, recuerdo mis años de educación primaria en
Montevideo cuando la Maestra nos dijo
que a un escritor uruguayo se le había denominaba: “el gran Maestro del cuento
latinoamericano”, se refería a Horacio Silvestre
Quiroga Forteza (31 de diciembre de
1878-Salto-Uruguay- 19 de febrero de 1937-Buenos Aires- Argentina). Ese Maestro fue el generador de un decálogo en el que puntualiza en
temas como la estructura, tensión, final de la historia y su impacto. Quiroga
ha sido considerado como uno de los mejores cuentistas de América Latina, no
sólo en su época, sino de todos los tiempos. Emir Rodríguez Monegal, en su libro
“Genio y figura de Horacio Quiroga”, sostuvo que si Quiroga fue criticado por
el crítico español Guillermo de la Torre, quien dijo que el estilo de Quiroga
era concisa y confusa, torpe y viciada, se está refiriendo al estilo de su
escritura, no obstante, si es claro que Quiroga no fue un estilista del lenguaje
de acuerdo a la Academia Española. Es porqué en la búsqueda constante de una auténtica expresión, su
estilo no es un estilo de escritura de estilista sino otro tipo de estilo que
se refiere a la fuerza expresiva de contar, el suyo es un estilo de cuentista y
no de estilista. En medio de estas críticas, Horacio Quiroga meditaba y reflexionaba
sobre su obra. De ahí surgirá el idear una retórica del cuento materializada en
una teoría del cuento y dará a luz el “Decálogo del perfecto cuentista”, que
con gran placer comparto: DECÁLOGO
DEL PERFECTO CUENTISTA 1-Cree en un maestro- Poe, Maupassant, Kipling, Chejov-como en Dios mismo. 2- Cree que su arte es una cima inaccesible. No sueñes en domarla.
Cuando puedas hacerlo lo conseguirás, sin saberlo tú mismo. 3-Resiste cuando puedas a la imitación, pero imita si el influjo es
demasiado fuerte. Más que ninguna otra cosa, el desarrollo de la personalidad
es una larga paciencia. 4- Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor
con que lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón. 5- No empieces a escribir sin saber de la primera palabra a dónde
vas. En un cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi la
importancia de las tres últimas. 6- Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: “Desde el
río soplaba el viento frío”, no hay en lengua humana más palabras que las
apuntadas para expresarla. Una vez dueño de tus palabras, no te preocupes de
observar si entre sí son consonantes o asonantes. 7- No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas de
color adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él solo
tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo. 8- Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el
final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste. No te distraigas
viendo tú lo que ellos pueden o no les importa ver. No abuses del lector. Un
cuento es una novela depurada de ripios. Ten esto por una verdad absoluta,
aunque no lo sea. 9- No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir y
evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en
arte a la mitad del camino. 10- No pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que
hará tú historia. Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el
pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de
otro modo se obtiene la vida del cuento. A modo de consumación de este escrito transcribo el poema de mi
autoría en homenaje a Horacio Quiroga, titulado: “Regreso al paraíso”. REGRESO AL PARAISO Llegan olores desde el río ya las gotas
tamborilean el techo. La lluvia es tu averno allí la lluvia
no cesa. Tanta agua, ahoga palabras Que trasmutarás, en dramas, cuento o poesía. La vida y la muerte Horacio, allí están, del
otro lado del río, los cuerpos
fueron cuerpos enigmas
indescifrables. Vas “a la deriva” Cubierto por la húmeda luz del
recuerdo. Desterrado. iniciarás el vuelo antes del vuelo. Juez de paz, que nunca tuvo paz. “No descansen en mi selva”, le dices a los
demonios elucubrando tú obra entre grafías de
cordura y locura. Tortuga gigante dormida. Queja ancestral de un alma que
gime y expulsa lágrimas del color de “Las medias de los flamencos”. Un hombre solo Horacio a veces trastabilla, se
desmorona, se hace trizas y beberá el sorbo amargo de la noche
eterna y oscura buscando “el regreso
al paraíso”. ¡Hasta el próximo encuentro…! |
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