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La denominada Fundación del Español Urgente (FundéuRAE),
promovida por la Real Academia Española (RAE) y la Agencia de Noticias española
EFE, otorgó el título de palabra del año 2022 a la expresión compleja
inteligencia artificial.
Se informó de la elección que, “esta construcción está definida en
el diccionario académico como “disciplina científica que se encarga de crear
programas informáticos que ejecutan operaciones comparables a las que realiza
la mente humana, como el aprendizaje o el razonamiento lógico”.
Recordemos que este concepto se incorporó al diccionario de la Real
Academia Española en su edición del año 1992, y pasadas dos décadas la FundéuRAE la ha
seleccionado por su importante presencia en los medios de comunicación
durante el transcurso del año 2022, así como en el debate social, debido a los
diversos avances desarrollados en este ámbito y las consecuencias éticas
derivadas.
Esta es la décima ocasión en la que dicha Fundación escoge su
palabra del año. En años pasados las seleccionadas como palabras del año
fueron: escrache (2013), selfi (2014), refugiado
(2015), populismo (2016), aporofobia (2017), microplástico (2018), emojis
(2019), confinamiento (2020), y vacuna (2021).
El comunicado de FundéuRAE que dio a
conocer la información, también destaca que “el análisis de datos, la ciberseguridad, las finanzas o la lingüística son algunas
de las áreas que se benefician de la inteligencia artificial”.
“Este concepto ha pasado de ser una tecnología reservada a los
especialistas a acompañar a la ciudadanía en su vida cotidiana: en forma de
asistente virtual (como los que incorporan los teléfonos inteligentes), de
aplicaciones que pueden crear ilustraciones a través de otras previas o de
chats que son capaces de mantener una conversación casi al mismo nivel que una
persona”.
También, debemos tomar en cuenta que la expresión “inteligencia
artificial” ha estado muy presente debido a las implicaciones éticas que supone
el desarrollo de la inteligencia de las máquinas. Las dudas sobre hasta qué
punto el trabajo que es capaz de realizar esta tecnología supondrá la
sustitución de ciertos profesionales ha sido uno de los grandes debates del
pasado año 2022, más que nada en el ámbito académico.
Con referencia al aspecto lingüístico la FundéauRAE
ha seleccionado esta construcción como su palabra del año por las dudas que ha
generado su escritura. La expresión inteligencia artificial es una denominación
común y, por lo tanto, lo adecuado es escribirla enteramente con minúsculas. Es
también habitual el uso de la sigla IA, que sí se escribe con mayúscula, y que
es preferible a la inglesa AI (correspondiente a Artificial Intelligence).
Igualmente uno de los desafíos que implica la inteligencia
artificial es enseñar a las máquinas como emplear adecuadamente el español, a
fin de conservar la unidad del idioma que comparten más de 500 millones de
personas: A raíz de esto es que nace con ese objetivo el proyecto Lengua
Española e Inteligencia Artificial (LEIA), de la Real Academia Española (RAE)”.
La expresión ganadora del 2022, inteligencia artificial, fue
escogida entre 12 candidatas, algunas de ellas relacionadas con la tecnología o
las consecuencias derivadas del conflicto bélico en Ucrania: criptomoneda, diversidad, ecocidio,
gasoducto, gigafactoría, gripalizar,
inflación, inteligencia artificial, sexdopaje, topar
y ucraniano.
Hace unos meses, en la Universidad Hebrea de Jerusalén, se llevó a
cabo el Congreso Internacional denominado “Lo que nos hace humanos: de los
genes a las máquinas”. La conferencia magistral de cierre estuvo a cargo del
filósofo e historiador israelí Noah Harari, autor de
los “best sellers”:
“Sapiens breve historia de la humanidad” y “Homo Deus: breve historia del
mañana”.
En su disertación, Harari sostuvo que
ninguna profesión estará absolutamente a salvo de la automatización. Incluso es
posible que las carreras que necesitan una dosis importante de inteligencia
emocional, como docentes, abogados y médicos podrían ser
superadas por los robots, al menos en teoría.
Eso es porque la inteligencia artificial, tendrá la capacidad de
reconocer e imitar los patrones bioquímicos de las emociones humanas.
Para el profesor de la Universidad Hebrea, si la inteligencia
artificial podría hacer que los robots fueran lo suficientemente inteligentes
para ser poetas aún les faltaría algo esencial: la conciencia, un elemento
clave que los mamíferos usan junto con la inteligencia para la resolución de
problemas. “Hasta ahora ha habido cero desarrollo en la conciencia de la
computadora”.
Y de ahí surge la poesía, al decir del escritor Juan Pablo Carrillo
Hernández: “Si la conciencia es una ilusión, quizá la poesía es la mejor forma
de descubrirla”. Tengamos presente también al poeta sevillano Gustavo Adolfo
Bécquer en su Rima IV, cuando nos dice:
“Mientras la
ciencia a descubrir no alcance las fuentes de la vida…”
“Mientras la
humanidad siempre avanzado no sepa a do camina…”
Esa ciencia que descubre y avanza, que construyó robots y los dotó
de inteligencia artificial, parece ser que no entendió que siempre habrá poetas
y por ende siempre habrá poesía. Indudablemente los robots nunca podrán sentir
lo que siente un poeta al escribir su “Primera línea”; a continuación lo plasmo en el siguiente poema
de mi autoría:
PRIMERA LÍNEA
Mientras trato de escribir
mastico
un poco de
sol.
Las hojas sueltas
Pasan poco a poco los minutos
y
expulso la primera línea de un poema.
Escritura escarpada, ambigua e infinita
que
plasma
historias
de
pesimismo
maldito
y
soledades humanas.
Las que conducen a una batalla
de
final
incierto
¿humanos o máquinas?
¿robots o poetas?
¡Hasta el próximo
encuentro…!
Dr.(c).
Washington Daniel Gorosito Pérez |
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