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A este 2024 entre otras denominaciones, le
podríamos nombrar el año de las campañas políticas a nivel global. Sólo 3 de
los países que tienen elecciones este año: India, Estados Unidos de América e
Indonesia, suman más de 2000 millones de personas, la mayoría votantes. Pero son más de 70 los países y territorios
que celebran elecciones este año, hogar de casi la mitad de la población del
planeta, ya han seleccionado o pronto seleccionarán, es decir votaron o
votarán, a sus propios líderes en las urnas. Por ciertas actitudes que he podido ver en algunas
campañas, ya sea en medios de comunicación tradicionales o redes sociales; es
evidente la falta de conocimiento que muchos candidatos/as tienen sobre sí
mismos. Tengamos presente los consejos que le dio Don
Quijote a su fiel escudero Sancho Panza cuando, al fin, logró ser gobernador de
la ínsula de Barataria (la característica de que dicha “ínsula” esté ubicada en
tierra firme y lleve la denominación tan particular no son más que detalles
secundarios de una gigantesca broma cervantina con personajes de origen noble y
algo snobs). Los consejos que le brindara el Caballero de
la Triste figura a Sancho, son, básicamente de carácter moral; también los hay
sobre cómo proceder al administrar justicia, e incluso, cómo comportarse en
sociedad a la hora de comer. En su totalidad no son más que 8 o 9 máximas. Sin embargo, por su esencia, considero que
tendrían que estar a la vista de cada político, de cada empresario y, también,
delante de los periodistas que irrumpen desde las pantallas periódicamente en
las redes, emisoras de radio y medios impresos en general. Considero que los aportes más importantes,
serían los siguientes: (…) has de poner los ojos en quién eres,
procurando conocerte a ti mismo que es el más difícil conocimiento que pueda
imaginarse. Del conocerte saldrá el no hincharte como la rana que quiso
igualarse con el buey (…). Ciertas conductas comunicativas que he
observado en las campañas electorales latinoamericanas y en los programas de
televisión al que se invitan candidatos y candidatas, se muestra muy evidente
la falta de conocimientos que muchos tienen sobre sí mismos, muestran más
vanidad que inteligencia y más oportunismo que razonamientos sólidos. (…) Haz gala, Sancho, de la humildad de tu
linaje, y no te desprecies de decir que vienes de labradores. (…) Si tomas por medio a la virtud, y te
precias de hacer hechos virtuosos, no hay para qué tener envidia a los que los
tienen de príncipes y señores, porque la sangre se hereda y la virtud se
aquista, y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale. En este punto son innumerables los casos de
personas públicas que han perdido la memoria sobre sus orígenes y olvidan que
“la virtud vale por sí sola”. Se pavonean en cuanta ocasión se les presenta y
muestran más interés por las cámaras de televisión y por los micrófonos que en
ser honestos y humildes. (…) Nunca te guíes por la ley del encaje, que
suele tener mucha cabida con los ignorantes que presumen de agudos (…) Procura
descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico, como originales.
La vida pública y las responsabilidades de gobierno suelen desenfocar las
miradas de quienes ejercen la política a diario; justifican los errores porque
sus adversarios también los cometieron; la culpa siempre la tienen otros y los
aciertos propios se exageran; los asesores se tornan alcahuetes y los espejos
que no mienten se tapan con trapos. Aquí analizamos que la televisión suele
mostrar a todos estos personajes presumidos que han olvidado no sólo la
importancia de sus orígenes sino también de la información seria que debe
llegar al público. El comunicador se vuelve centro en lugar de darle ese lugar
a la noticia. El entretenimiento y la opinión invaden todos los espacios como
si fueran un oráculo y un circo. El personaje se traga al periodista y éste,
hinchado como un sapo, se cree tan importante que su devenir tiene que ser
noticia. En suma, todo vale, de ahí que los consejos de
don Quijote se tornen imprescindibles y sería muy bueno que cada mañana
pongamos los ojos en quienes somos porque (…) conocerte a ti mismo, es el más
difícil conocimiento que puede imaginarse.
¡Hasta el próximo encuentro…! |
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