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Han Kang, de 53 años, es la primera surcoreana en obtener el máximo
galardón mundial a las letras. Fue distinguida: “por su intensa prosa poética
que se enfrenta a traumas históricos y expone la fragilidad de la vida humana”. Para Han Kang: “La soledad es el precio que se paga por la libertad, por la
liberación de las ataduras del mundo material”. La Academia Sueca, que otorga el galardón destacó en su motivación del
premio la “conciencia única” de Han de “las conexiones entre cuerpo y alma, los
vivos y los muertos”, así que como su estilo poético y experimental la han
convertido en una “innovadora” de la prosa contemporánea. Ellen Mattson, escritora sueca que integra el
Comité Nobel, declaró: “La suya es una obra muy rica y compleja que abarca
muchos géneros. Su prosa es muy intensa y lírica, tan tierna como brutal y, a
veces, ligeramente surrealista”. “El trabajo de Han Kang se caracteriza por una doble exposición del
sufrimiento, una correspondencia entre el tormento físico y mental con
conexiones estrechas con el pensamiento oriental”, resalta la Academia Sueca. Han Kang, es la décima octava mujer en ganar el Nobel de Literatura. Al
enterarse escribió en su cuenta de X: “Una gran noticia. La Academia Sueca me
ha concedido el Premio Nobel de Literatura. Sin palabras. Gracias”. Viene de una familia vinculada a la literatura, su padre es el reconocido
novelista Han Seung- won. Sus primeros recuerdos con la literatura se remontan
a su niñez, cuando su padre, en aquel momento todavía joven y poco conocido,
llenaba una casa
“sin muebles” de libros, amontonados en torres desordenadas. Kang ha dicho en entrevistas: “A pesar de las frecuentes mudanzas, podía
sentirme a gusto gracias a todos esos libros que me protegían. Antes de hacer
amigos en un barrio extraño, llevaba mis libros conmigo todas las tardes”. Publicó en 1993, sus primeros poemas en la revista Literatura y Sociedad.
En 1995 publicó la colección de relatos “Love of Yeosu”. Posteriormente, le siguieron novelas y relatos
cortos. En el 2007 con La Vegetariana, llegará su éxito internacional, un libro
en tres partes que narra las consecuencias “violentas” del rechazo de la
protagonista a comer carne y que fue premiada con el Booker
International en el 2016. En “La Vegetariana”, Yeonghye, es una mujer que
vive en Seúl y que siempre ha sido la esposa discreta que su marido desea, sin
grandes atributos ni defectos. Todo cambia al momento que comienza a sufrir
terribles pesadillas, lo que la impulsa a eliminar la carne totalmente de su
alimentación. Este acto será el primero de una serie de comportamientos
subversivos, en la búsqueda de una existencia más pura y cercana a la vida
vegetal, rompiendo con las costumbres de una sociedad patriarcal y ultracapitalista, desatando una tormenta en el seno
familiar y en su entorno. Dicha novela no fue vista con buenos ojos en su país, hasta que al ser
publicada en Estados Unidos y el Reino Unido fue recibida con entusiasmo por la
crítica local. Su interés por eventos dramáticos de la historia, quedó plasmado en “Actos
humanos” (2014), que trata sobre la masacre cometida por el ejército de Corea
del Sur en 1980 en su ciudad natal, Gwangju. La cifra de muertos oscila entre
165 que dio la dictadura del militar Chun Doo- hwan, y los 2000 que contaron los opositores. También con “We Do Not Parte” (2021), que se
basa en otro episodio similar ocurrido a finales de la década de los 40 del
siglo pasado en la isla de Jeju. Mientras que su obra “El libro blanco” (2016), es una elegía dedicada a su
hermana mayor, muerta unas horas después de nacer en los brazos de su mamá y en
ella domina nuevamente el estilo poético. Aquí hace un ejercicio de
introspección, buscando el epicentro de su dolor existencial. Kang se adentra
en una delicada indagación literaria y busca, a través de la descripción de
cosas cotidianas, el mal que siempre ha sentido por la ausencia de una hermana
a quien no conoció. A continuación, comparto un poema de Han Kang. La traducción es de Ángel
Salguero a partir de la versión en inglés de Brother Anthony y Eun- Gwi Chung. BAILE EN SILLA DE RUEDAS Las lágrimas, se han convertido ya en costumbre. Pero eso no me ha devorado. Las pesadillas también se han convertido ya en costumbre, Ni siquiera una noche de insomnio que incendie todos los vasos sanguíneos de mi cuerpo puede tragarme por completo. Mira. Estoy bailando. Es una silla de ruedas en llamas sacudo los hombros. Oh, intensamente. No tengo magia, ni métodos secretos. Es solo que no hay nada que pueda destruirme por completo. Ni un infierno, ni una maldición o tumba, tampoco ese sucio y helado granizo ni el pedrisco como hojas de cuchillo pueden aplastarme. Mira, estoy cantando. Oh, silla de ruedas que escupes intensamente llamas, baila silla de ruedas. ¡Hasta el
próximo encuentro…! |
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