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El Colegio Nacional de México, conmemorando el centenario del nacimiento de
la escritora Rosario Castellanos (Nace el 25 de mayo de 1925 en CDMX, fallece
el 7 de agosto de 1974, en Tel Aviv, Israel), realizó varias actividades, entre
ellas una mesa redonda que fue coordinada por el escritor Juan Villoro. Al presentar la mesa de ponencias sobre la escritora chiapaneca, Villoro
destacó su abordaje de la cuestión indígena vista “no como un atavismo del
pasado, ni como una necesidad de recuperar en clave pintoresquista o folclórica
un acervo, sino de entender a las comunidades indígenas como parte esencial de
nuestro presente y futuro”. “La visión multicultural de Rosario Castellanos fue precursora de muchas de
las ideas que hoy se debaten y fue embajadora de México en Israel.” Para el
escritor Juan Villoro, las distintas facetas de la escritora no solamente se
encuentran en los muchos géneros en los que incursionó, sino en los muchos
estados de ánimo que aparecen en su escritura. “Quienes tuvimos la suerte de tratarla, recordamos una persona solar,
sonriente, cálida, entrañable, optimista y al mismo tiempo esta misma persona
era capaz de entrar en honduras humanas muy complejas y su literatura está
constituida por esa variedad de estímulos: una escritora que tocó temas eternos
y complicados como la soledad y el amor, y también temas que pertenecen al
repertorio mental de la modernidad, como la depresión y los quebrantos
psicológicos del ser humano contemporáneo”, ahondó Villoro. Gabriel Guerra, el hijo de la escritora, compartió: “Han sido semanas,
meses muy intensos de homenajes, conmemoraciones, llamadas, mensajes y debo
decir que han cubierto absolutamente todo el horizonte”, Se refirió a la recientemente inaugurada y bautizada Universidad Rosario
Castellanos en Comitán (Chiapas) y la exposición pictórica en el Colegio de San
Ildefonso. Reflexionó que los textos de su madre han sobrevivido y opinó que
siguen vigentes, no parecen escritos hace más de 70 años. Externó que: “Lo que está diciendo acerca de élites
intelectuales/académicas, lo que dice del machismo oculto hasta en el diseño
del vestido, lo que señala de los pueblos indígenas y su condición, ahora
doblemente revivido el tema, es de hoy o ayer hace 75 años”. Mientras que la directora de la Cátedra Rosario Castellanos, Sara Uribe,
reflexionó sobre la categoría de mujer en la obra de la homenajeada y destacó
que hoy en día gracias a la publicación de las cartas con su entrañable amigo
Raúl Ortiz, sabemos que Rosario Castellanos estuvo postulada en algún momento
para entrar al Colegio Nacional. “No quedó, quedó Carlos Fuentes. Otra historia hubiera sido, si hubiera
quedado Rosario Castellanos”, planteó antes de abundar sobre el panorama del
mundo que tenía Rosario Castellanos a sus 43 años, el cual “no era muy distante
del nuestro en el presente. Para la autora, el mundo se aparecía roto, incongruente
y absurdo”. La escritora Silvia Molina comentó: “La obra de Rosario Castellanos es
notoriamente autobiográfica y parte de ella es feminista e indigenista,
palabras estás últimas que no le gustaban”, Además de una prolífica trayectoria de creación literaria, Rosario
Castellanos se dedicó a la docencia la promoción cultural y al servicio
público. Fue redactora en el Instituto Nacional Indigenista, promotora cultural
en Chiapas, maestra en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), así
como docente en universidades de Estados Unidos y Jerusalén. Desde 1971 fue
embajadora de México en Israel, hasta su muerte, en Tel Aviv, en 1974. ¡Hasta el próximo encuentro…! |
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