La
exposición “Borges en México: crónica visual y literaria”, inaugurada en la
capital mexicana, se realiza con el objetivo de dar a conocer la relación que
el escritor argentino Jorge Luis Borges,
tuvo con estas tierras que visitara en los años 1973, 1978 y en 1985.
En la misma
se presentó el libro “Borges y México” del editor Miguel Capistrán.
La viuda del escritor María Kodama, traductora y
profesora de literatura al referirse externó: “un excelente libro, pero criticó
el “error verdaderamente imposible de imaginar” de la escritora mexicana al
atribuir al autor el poema “Instantes”.
Kodama se refería a la periodista y
escritora Elena Poniatowska, una figura emblemática
de las letras mexicanas que participó en el libro.
“El poema
Instantes de NadineStair en realidad es un mal
ejemplo para la juventud porque la incita a vivir en lo banal. Borges nunca se
arrepintió de su vida. Y es más, jugaba que en caso (de que) hubiera
rencarnación quería volver a ser escritor”;
dijo la viuda del escritor nacido en Buenos Aires en 1899 y fallecido en
Ginebra en 1986.
A raíz de
esta situación se retiraron los 2000 ejemplares que se habían puesto a la venta
con motivo del homenaje y la escritora mexicana Elena Poniatowska
publicó en el Periódico La Jornada de la capital mexicana el sábado 4 de agosto
bajo el título “Sobre Borges y México”, lo siguiente:
“En los días
9, 10, 11 y 12 del mes de diciembre de 1973, hace 39 años publiqué en
Novedades, una entrevista en 4 partes que le hice a Jorge Luis Borges con
reverencia y timidez, muy consciente de mis limitaciones y el me trató con
bondad.
Cuando la
entrevista se publicó de nuevo en Diana,
en la serie Todo México en diciembre de 1990 (páginas 115 a 154), mi gran amiga
Rosa Nissan me trajo ya enmarcado y manuscrito por ella el poema Instantes: “¡Mirá que maravilla es de Borges!”, que de inmediato incluí
en el texto para el libro. Resultó no ser de Borges, pero en esa época todo mundo
creía que era de él.
También para
el Tomo I de la serie Todo México incluí un segundo encuentro con Borges en el
hotel Camino Real, en 1979, en una entrevista de prensa a la que asistimos
muchos periodistas y escogí otro poema, Remordimiento, ese sí de Borges escrito
en 1975, después de la muerte de su madre.
Mi descuido
fue haber mezclado las dos entrevistas para la edición de Diana, guiada por la
emoción del segundo encuentro en el hotel y no volver a revisar la entrevista
como tampoco la revisaron los editores de Todo México y ahora los del libro
Borges y México.
Espero que
esta aclaración pueda enmendar en parte el enojo de la heredera y viuda de
Borges, María Kodama, a quien describí en Todo México
como una mujer “serena, sedante, prudente, erudita, entregada a él y sobre todo
a su obra”.
Indudablemente
que los errores son varios, más viniendo de una mujer que ha dedicado su vida
al periodismo y a la literatura. Incluso dicho por ella, más identificada con
el oficio periodístico, del cuál violó reglas de oro en este trabajo.
En lo
literaria me queda la duda de como una escritora y por supuesto lectora como Poniatowska no detectó que un poema como “Instantes” jamás
pudo haber sido escrito por Borges ya que simplemente como lo calificó María Kodama en México con la poesía era un “tallador de diamantes”.
“Borges fue
como alguien que está tallando un brillante y cada una de esas correcciones que
hacía, era como buscar a través de ese tallado que era brillante maravilloso
que fascinara a los lectores”.
A su vez la
compañera de Borges sobre los poemas Instantes y Remordimiento, presentes en la
parte del libro escrito por Poniatowska dijo:
“Es muy
grave porque ella agrega algo a una entrevista que ya había sido publicada y
que no aparecen estos datos. Nunca pudo leerle a Borges estos poemas (en la entrevista)
ya que Instantes aparece en Internet después de la muerte de Borges y el poema
Remordimiento me lo dictó Borges tres días después de morir su madre. Dos años
después de la entrevista”.
Recuerdo que
en el año 2000 fui invitado por una Universidad a integrarme a su área de
Desarrollo Humano Integral. Al entregarme una compilación para usar en los
cursos me encuentro con el poema Instantes adjudicado a la autoría de Jorge
Luis Borges como “maravilloso”.
Sabiendo yo
como lector de Borges que el mismo no era de su cosecha, y que se le adjudicaba
a él erróneamente al hacérselo saber al instructor, este recibe el comentario
con molestia y considera que “eso no es importante”, máxime que el libro ya
estaba impreso por la universidad.
Transcribo
el poema Instantes para que el lector lo conozca y analice:
Si pudiera
vivir nuevamente mi vida
en la próxima trataría de
cometer más errores
no intentaría ser tan perfecto,
me relajaría más.
Sería más
tonto de lo que he sido, de hecho
tomaría muy pocas cosas con
seriedad.
Sería menos
higiénico, correría menos riesgos,
haría más viajes, nadaría más
ríos,
iría a más lugares adonde nunca
he ido,
comería más helados y menos
habas,
tendría más problemas reales y
menos
imaginarios.
Yo fui una
de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente
cada minuto de su vida; claro que
tuve
momentos de alegría,
pero si pudiera volver a atrás,
trataría de tener
solamente buenos momentos;
no te pierdas el ahora.
Yo era uno
de esos que nunca iban a ninguna parte sin un
termómetro, una bolsa de agua
caliente,
un paraguas y un paracaídas.
Si pudiera
volver a vivir viajaría más liviano.
Si pudiera
volver a vivir comenzaría
a andar descalzo a principios
de la primavera y seguiría
hasta concluir el otoño.
Daría más
vueltas en calesita, contemplaría más
atardeceres,
y jugaría con más niños, si
tuviera otra vez la vida por
delante.
Pero, ya ven
tengo ochenta y cinco años y sé que me
estoy muriendo.
“Borges
muchas veces decía que él era como un ícono, es decir, la gente lo reconocía como
figura, pero nunca lo habían leído”
(María Kodama en México).
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