|
|
Una de las
obras de John Berger que me marcó como estudiante de Sociología fue la trilogía
“De sus fatigas”, lectura obligada en la asignatura de Sociología Rural,
justamente la temática es la del éxodo del mundo rural a las ciudades de
Europa, integrada por “Puerca tierra”, “Una vez en Europa” y “Lila y Flag”.
Aunque como
comunicador y escritor, me dejé seducir por su obra “Modos de ver”, que incluso
la BBC, la transformo en serie para televisión. Aquí Berger nos da una mirada
inédita del arte desde el análisis cultural marxista y un punto de vista
crítico con la ortodoxia, develando las ideologías ocultas en las pinturas, no
olvidemos que también fue un buen pintor y excelente crítico de arte, y
denunciando las manipulaciones a través de interpretaciones ideológicas.
Este
escritor y poeta inglés, fue desde su infancia un gran lector de literatura,
autodidacta, se cuenta que siendo un niño su padre le quitó de las manos la
obra “Ulises” del irlandés James Joyce, por considerar que la lectura de la
misma no era adecuada para su edad. Posteriormente con el paso de los
años, ese ávido lector en su primera
novela titulada “Un pintor de nuestro tiempo”, cambió la literatura y el arte.
Debemos tener presente que Berger acudió a cursar estudios en la Central Scholl
of Arts de Chelsea.
Veamos como
visualizaba la escritura Berger: “La escritura tal como la concibo, no tiene un
territorio propio. El acto de escribir no es más que el acto de aproximarse a
la experiencia sobre la que se escribe; del mismo modo, se espera que el acto
de leer el texto escrito sea otro acto de aproximación”.
En 1972, esa
visión de la escritura llevó a que le entregaran el Premio Booker por uno de
sus creaciones literarias, su novela
“G”, galardón que se concede a la mejor novela original escrita en lengua
inglesa. Del dinero recibido, donó el
50% a las Panteras Negras cuya frase de batalla era: ¡Todo el poder para el
pueblo! Berger consideró que de este modo el patrocinador del galardón devolvía
simbólicamente a los esclavos parte de la riqueza que les había arrebatado. En
esta novela trata la evolución de la sociedad europea a lo largo del siglo XX.
En otras de
sus obras como “Hacia la boda”, (temática enfermos de Sida), “Un séptimo
hombres”, (temática el mundo de la emigración), y “King”, (temática de los sin
techo), John Berger sigue mostrando con su pluma su solidaridad con los
desfavorecidos de este mundo. Tuvo la enorme capacidad de interconectar en su
obra el lenguaje, el arte, la humanidad, la política, la economía y la historia
como manifestaciones culturales interdependientes.
Berger
decía: “La historia constituye siempre la relación entre un presente y su
pasado. En consecuencia el miedo al presente lleva a la mistificación del
pasado”. Sin lugar a dudas la obra de Berger nos ayuda a entender este mundo
tan complejo. Sus novelas hablan de una dialéctica moderada implacable entre
memoria y pérdida, progreso y nueva barbarie y hace evidente un compromiso con
la escritura como medio de lucha política. Berger comenzó a escribir porque
sentía que lo que sucedía en el mundo era tan urgente que necesitaba hacer
algo.
“Desde los
pasados 10 o 15 años podemos decir que el mundo vive un nuevo orden mundial.
Pero en realidad no es un nuevo orden, sino un nuevo caos mundial. Y este caos
viene generado por las turbulencias que no son de carácter político, sino
económico. Y todo lo que estas estructuras y personas deciden se enfoca
únicamente a dos propósitos: a obtener más beneficios y, el segundo, no a
mantener el orden sino a contribuir a que todos nosotros aceptemos de forma
pasiva las condiciones que imponen precisamente para obtener más beneficios”.
Berger no
quería autocalificarse como poeta, consideraba que “cuando se dice es poeta se
describe una cualidad que incluye el valor y la sinceridad. Decir soy poeta
equivale a decir ser inolvidable o soy sincero. Mejor dejar que juzguen los
otros”. Y si era poeta y muy bueno. La poesía decía era su verdadera potencia
política. John Berger murió en Antony, localidad próxima a París, en la mañana
del 2 de enero. En un poema sobre la muerte Berger en unos versos dice:
¿Cuál es la
relación de los muertos
con lo que no ha
ocurrido, con el futuro?
Todo el futuro
es la construcción
en que su
imaginación se empeña. |
|
|