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Terminó
el número de los conejos rojos, e inició el tema de la desaparición. Consistía
en meter a su asistente (una mujer aguilucha llamada Íngrid) en una caja
funeraria… Entonces gritaba DESAPARICIÓN y la asistente desaparecía. El público
se puso de pie y aplaudía frenéticamente.
Entonces
una muchacha se puso de pie en el auditorio y dijo que quería participar del
número de la desaparición. Camino casi ingrávida y subió a la tarima sin que se
viera ningún movimiento de los pies ascendiendo la escalera. Pocos se dieron
cuenta. El ilusionista la metió en la caja y dijo DESAPARICIÓN. En el acto la
muchacha desapareció. Mostro la caja vacía y el público de nuevo aplaudió por
unos minutos. De pronto el perro del ilusionista llamado ESTALIN, ladró. Luego
aulló aterrorizado y salió corriendo. El ilusionista miró la caja y estaba
vacía, pero sintió que lo ahorcaban y pataleó ensangrentado y cayó al piso. La
multitud huyó despavorida. La sangre corría sobre la tarima. Ahora se caía el
techo del Radioteatro.
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