El asalto
-cuento futurista-

Carlos Almira Picazo



Era una de esas residencias de lujo para jubilados abandonadas. Al estacionar el celular junto al portal un abuelo (por lo menos nonagenario) nos disparó a bocajarro. Lo abatimos y saltamos a la portería. Pero las escaleras eran demasiado estrechas y no se veía nada. Los bajos ya habían sido saqueados, y del ascensor sólo quedaba el hueco. Arrojé un bote de humo. Una señora se asomó al rellano y nos disparó. La abatí. En el primer piso había estallado un incendio. Con un resto de rubor me arranqué la chaqueta de policía y seguí disparando puerta por puerta. No pudimos sacar nada por culpa del fuego.