Ocaso de un pintor
Edgar Tarazona Angel



Quería pintar un hermoso atardecer que llevaba metido en la imaginación hacía varios meses. Sólo contaba con unos tubos de colores acrílicos en los cuales faltaba el rojo.

Era tan bella la imagen mental que se convertiría en su obra maestra; entonces, se cortó las venas y revolvió el rojo de su sangre con los amarillos, los ocres y los violetas.

Con esa  gama en la paleta pintó con el corazón, cabeza,  manos y  alma el precioso cuadro mientras se le iba la vida en los estertores de la anemia total.

 

Edgar Tarazona Angel

Fusagasugá, Cundinamarca, Colombia