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Llegó el momento del adiós… ese instante en la vida de una pareja
que llega casi siempre, aunque no se quisiera que llegue. Se miraron a los ojos, sin rabia,
más bien con una tristeza infinita y sin decir palabras se tomaron de las
manos… por última vez, y unieron sus
labios en un beso triste para sellar la despedida. Rocío sabía que su amor nunca terminaría pero no estaba segura de
las razones de su pareja, en algún momento de esos cinco años de convivencia ni una nube
oscureció el cielo de su amor sincero. Sucedió, apareció la persona que dio a su alma gemela lo que ella
no podría darle jamás y con los ojos anegados por las lágrimas soltó las manos de su gran
pasión: - Adiós mi amor, susurró. - Adiós Rocío, te recordaré por siempre, pero compréndeme, no puede
ser… mi mayor deseo es tener hijos… - Te comprendo mi corazón lindo, y nunca podremos tenerlos. Adiós
Susana |
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