La bestia mortífera
Edgar Tarazona Angel



Asomó su amorfa cabeza lentamente y husmeó el aire para comprobar

la ausencia del ave gigantesca que podría devorarla.

El animal avanzaba en su dirección con pasos inciertos y picoteos aquí a allá.

Un animal carnicero ladró y espantó a la bestia en otra dirección,

suspiró aliviada al presentir que el cruel animal se alejaba y agradeció al cielo la presencia del enorme perro,

al cual no temía.

Sus temores ancestrales se dirigían hacia la gallina…

animal criminal y asesino implacable cuando una es una lombriz de tierra.