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Una luciérnaga macho volaba sin rumbo en una cálida noche del
trópico buscando una hembra en celo para
satisfacer sus ansias pasionales. Sentada en una banca del parque una hembra humana exhalaba efluvios
inequívocos de luciérnaga hembra que lo
embriagaron. El no lo sabía pero era el perfume de moda. Observó como arrojaba al piso lo que él creyó que era una hembra de
su especie y se arrojó sobre ella para
poseerla. En sus últimos estertores sintió como ardían sus entrañas, quemadas íntegramente por la
brasa de la colilla del cigarrillo que confundió con una amante. |
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