Difícil
Víktor Candro



Dos hombres hablaban de lo imposible que es caerle bien a todo el mundo, cuando un pordiosero se acercó a ellos:

- No quiero molestarlos, ¿Pueden regalarme una moneda?

- No tenemos, pero… ¡Dios lo bendiga!

El pordiosero se puso agresivo y descompuesto:

- ¿Cuál Dios?... ¡#/@...;!//#!#;$¡##@!@ - Exclamó y se retiró furioso.

Los hombres se miraron.

- ¡Ves, ni siquiera Dios le cae bien a todo el mundo tampoco!