Una hermosa mariposa monarca presumía de ser la más hermosa de
todas sus congéneres y debido a su falsa importancia se aislaba del grupo cada
vez que salían en alguna dirección a donde las llamaba el instinto. Ella volaba
porque su naturaleza le impelía a hacerlo y a seguir la misma ruta de todas las
de la comunidad pero asumiendo su actitud distante para darse importancia. A
veces algunas desaparecían como por arte de magia pero eso era causado por la
voracidad de algunas aves que sobre la marcha pasaban por la nube de los
hermosos insectos y atrapaban las que primero quedaban al alcance de sus picos .La
mariposita de nuestro cuento miraba el sol mientras daba sus frenéticos aleteos
y pensaba que más arriba los rayos del sol la harían ver más hermosa, por
supuesto, desconocía el mito de Ícaro y aleteó subir hasta el astro rey. Con
todas sus fuerzas voló y voló cada vez más arriba, más arriba, más arriba hasta
sentir que desfallecía pero su orgullo era el acicate para conseguir su objetivo.
La nube de maripositas monarca se perdía en el horizonte mientras la rebelde se
perdía en las alturas, creía que iba a ver coronados sus esfuerzos cuando una
nube le tapó la luz del sol, miró con sus ojillos múltiples de lepidóptero y lo
último que vio fue un pico voraz que la engulló en un segundo.
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