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Era la media noche; estaba desvelado y hacía
mucho calor. Decidió salir a caminar la ciudad que dormía; iba llegando a
la esquina cuando vio a la poesía parada en la esquina totalmente desnuda.
Siguió de largo y entonces lo seguía una procesión de penitentes. Dobló
a la derecha y una orquesta de música de cámara entonaba El
Réquiem de Mozart.
Corrió desesperado hasta su casa y
comenzó a escribir de manera febril y agotadora. Pensó que se
durmió y que lo llevaban en hombros hacia la sacristía.
Pensó en sueños que por la rendija de la
caja funeraria lo alzaban los ángeles de la Resurrección.
Entonces recordó que la verdadera
poesía nos desnuda y derrota a la muerte!
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