Tejed
Gurpegui


 

Tejedoras de palabras, enhebrad vuestra pluma.

Para que no se escape, haced un nudo al hilo, pero el final dejadlo suelto.

También podéis juntar ambos extremos: será más resistente, pero ¡cuidado con los enredos!.

Que la primera puntada que deis sea certera.

Que la segunda siga a la primera Y la tercera a la segunda.

Sobre una tela blanca, bordad en rojo vuestros sueños.

Si la imaginación os traiciona, probad a entretejer retales de recuerdos.

No dejéis la labor para más tarde.

Si hay falta de tiempo, un buen zurcido en una vieja historia dura otro siglo.

Imitad a los grandes: mi abuela copiaba los vestidos de las tiendas

Y nunca cosió uno repetido.

No olvidéis que siempre ponemos algo de nosotros mismos.

Hilvanad con franqueza; ya vendrá la hora de los encajes.

Cortad todo lo que sobre y, si el final se deshilacha, hacedle un buen dobladillo.

Y si el hilo se os acaba, sacadlo del ombligo.