|
|
Ella
abría su corazón todas las tardes; él
lo protegía con sus manos. Ella
arrancaba pedazos y los lanzaba a su rostro; él
los recomponía con mucho cuidado y se los devolvía. Ella
no lo quería; él
lo acariciaba: Ella
empezó a amar su corazón. Gurpegui 31-3-08 |
|
|