|
|
En
alguna ocasión he sido muy valiente por
un no sé qué, por
dejar de estar en calma o
por no darte la razón. Vivo
orgullosa en mi cobardía diaria, más
que orgullosa: escondida. Lo
dejo todo por un instante eterno, por
ver mi sonrisa reflejada en tus ojos, por
verte cantar de alegría. Y
luego me digo que todo ha sido un espejismo, que
vivo sola desde siempre y
que no existe un alma amiga. Y
desconfío de la noche, de la suerte a
la que siempre adoré, de
mis ojos ciegos de no ver nunca nada, de
mis manos que no han tocado tu piel. Pero
vivo, yo vivo ese instante eterno aunque
tú, no lo sé. Y
veo en tus ojos mi sonrisa, aunque
creo que tú no la ves. Y
no te oigo, no te oigo cantar ni
de alegría ni de nada pero
yo escucho tu corazón palpitar. Me
he vuelto a equivocar: era el mío. |
|
|