XXV
La ilusión ha partido.
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La ilusión ha partido.
¡Se ha ido...
musitando canciones!

Se ha marchado
como un río silente
por el bosque.
Y no hay flores,
ni música.

En mi corazón
va anocheciendo
solo va quedando
el silencio
y un frío de invierno
permanente.

XXVI
La palabra es magia celeste.
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Que nadie ate mis pensamientos,
ni retenga mi voz,
que sean mis palabras libres,
como las nubes en el cielo...

Que nadie me impida ser yo misma.

Que no me coarten
la capacidad de amar
o de comunicarme
- con quien yo quiera-
o que me exijan incluso,
que deje yo de soñar...
que no me obliguen a hacer
lo contrario
a lo que mi corazón añora.

Que nadie piense siquiera
que mi libertad le pertenece,
que soy un objeto,
y que mi corazón
no tiene nada que decir.
¡Que se olvide!
porque lo que hay en mí
¡no está en venta!
ni he concedido derechos,
que reserven a nadie
exclusividad alguna.

Soy un ser libre
y mi comunicación
me pertenece a mí.

Sepan que,
ni padres, ni hermanos,
ni amistades, ni esposos,
ni hijos, ni jefes,
ni ser alguno...
tiene derecho alguno
sobre mi comunicación...
sea esta una idea pensada,
hablada o por escrito,
la cual no debe ser
ni tergiversada, añadida,
manipulada o desviada
de mis manos.

Ellos acaso,
tendrán el privilegio
de ser motivo de mi amor.