Romance marinero
María Velasco Rivera


No me mires marinero

mira al mar, que soy casada,

déjame antes de partir

tu sabor a sal amarga

que penetre hasta mis huesos

las espumas de la playa.

Adiós marinero, adiós,

te digo, al partir tu barca,

me quisiera sumergir

hasta empapar mis enaguas

e impregnadlas de tu mar

como la sal de mi lágrimas

para que huelan a sal

en la pluma de mi almohada.

No me mires marinero,

mira al mar que soy casada

que tu mirada atraviesa

el sentir de mis entrañas.

Si alargo hasta ti las manos

tu eco enciende mil llamas

y he de dejarlo dormir

por satisfechas  espadas,

bebiendo en ávidos sorbos

lo salobre de mis lágrimas.

Adiós, marinero, adiós,

te diré cada mañana

que así miro al horizonte

y escucho tu voz que clama,

y yo la querré seguir

atravesando las aguas.