La muerte
Melissa Ardan Rojas


XXXVII

 

La muerte es la hermana silente,

paciente, más fiel que la sombra

siempre allí, pendiente.

 

Esperada o repentina, compañera

Que persigue nuestros pasos

A veces de lejos

Otras nos talonea de cerca...

¡Claro, que sentimos su presencia!

 

Nació con nosotros...

Un hilo tan solo nos separa.

Liberadora de penas y dolores

Nos embarca en un viaje largo,

sin retorno. A veces, prematuro.

 

¿Cúantas cosas desearíamos haber hecho?

A lo mejor, de una manera diferente.

¿A quién le quedamos debiendo

una visita, una carta,

un beso, nuestro apoyo,

una palabra amable?

¿que nos llevaremos

a final de cuentas a la eternidad?

¿quá clase de angustia

nos consumirá?

 

Me pregunto,

si al presentir yo la muerte,

¿la reconoceré?

Hoy en dia, muchos no creen ya

en el más allá.

Y el más acá,

también les vale, gorro.

Solo cuenta, el monedero.

A la muerte,

éso no le interesa.

Por mucho que la quieran sobornar,

no se deja.

Y trata a todos por igual.