|
|
¡Oh, las promesas de amor! se parecen a las ciudadelas y observatorios de nuestras culturas mesoamericanas: “puros sacrificios” y “hechas para la eternidad”. “Y lo mejor está en el más allá”... Las imagino, eternas… ¡qué perduran lo indecible...! sólo para llevarnos la contraria no temen al avance de los siglos, nada opaca su belleza... al visitarlas revive nuevamente lo mágico, lo místico, lo eterno... y pienso que: son como raíces que se arraigan hasta lo más profundo del alma y si intentases arrancárlas te arranca el corazón... se les fue haciendo costumbre... En Copán vi una Ceiba centenaria, empotrarse en una pirámide... sus raíces parecían los dedos de un gigante Se afianzó todo el árbol en esta bella inmóvil penetrando y descubriendo sus secretos. o se arraigaba el árbol o se caía. y la pirámide le daba paso, destrozando estas ingratas raíces, su estructura ¡no había de otra! la naturaleza lo había querido así. En Monte Albán también esta otra belleza: ¡la estructura al lucero del alba! Esta estructura inspira respeto… ¡eh! la edificaron para arrancarle los secretos celestes la trayectoria del planeta Venus... mas bien parece un barco anclado en la montaña, que un espectacular observatorio allí le arrancaban los secretos a los cielos los astrónomos zapotecas desde allí se mira todo el valle de Oaxaca... ah, Monte Albán...maravilloso, recuerdo también los primeros esbozos de una idea esculpida en piedra... americana. recuerdo tu grupo de danzantes.. naturalmente sabemos que así mostraban el poderío a los pueblos conquistados, solo les quedaba tocar y bailar al son del conquistador Las puertas celestes del alma, son los ventanales floridos, y tu corazón canta como un mirlo al rayar el día mientras se posa en otra pirámide observando todo con exactitud. Analicemos Palenque, tiene una belleza bárbara la tierra y la selva en Palenque vibra... se escucha la voz del bosque. los monos aulladores, nos acompañan mientras nos adentramos en su espesura... se siente la magia de la selva hay muchos ojos que observan, espíritus y seres ultraterrenos acechan entre los árboles, y el jaguar camina por allí silencioso como un rey se percibe un aliento, algo está por allí, que vibra.. y despierta los sentidos aquí palpitan los dioses, de cerca. En Chichén Itzá, los equinocios hablan por si mismos desde el cielo no es necesario ni defenderlos, ni inventarse nada. La evidencia es patente no dejan dudas, de su origen divino, celeste, fuera de este mundo y tu observatorio - estructura de piedra, tan exquisitamente moderno en tu forma, arquitectos del cielo, astrónomos sin igual. ¡como quisiera yo, que tu amor llegara a mí como los equinocios! ¡siempre recurrentes! En Uxmal, por Dios la pirámide “del Mago”, es impresionante. si estoy de pie en una de sus gradas, frente a mí se levanta esta pirámide casi a sesenta y cinco grados de inclinación, buscando el cielo y mi boca está, apenas a una cuarta de distancia, casi la beso, yo. Una grada, llega hasta mi rodilla de altura. Subir y bajar la misma, es una hazaña, que implora mi valentía, mis nervios, mi coraje, y que le haga frente a lo que sea... Las promesas de amor, son naturalmente, hermosas, pero en el momento de entrarle de lleno.. se debilitan las piernas... se parece algo así como subir esta pirámide donde se implora: a mi valentía, coraje, mis nervios donde hay que hacerle frente a lo que sea... intentar la vida conyugal, es una hazaña.. nena, nena, ¡que te lo advertí! “No estoy
sobre pétalos de rosas”
dijo Cuatemoc...valiente guerrero azteca También me pregunto: ¿si escuchaste mi voz entre la brisa de Teotihuacan? ¿si sentiste mi presencia? ¿son las mariposas mágicas del amor, las que revolotean? me pregunto: ¿Si estuviste allí? ¿si recibiste el mensaje de los dioses? si estando en ese lugar sagrado pensaste en mí, como yo en ti. ¡te ví de lejos Teotihuacan...! imponente... vi a Quetzalcoatl, metí mi brazo valientemente “un segundo” en su fauce y lo saque “corriendito” pues el miedo... se me vino encima aunque era de piedra, ¿quién sabe si el Dios “Tlaloc” lo pensaba dos veces y se
arrepentía y se llevaba mi brazo... sin querer? ¡mejor no lo azuzo!, ¿quién sabe? veo que es de piedra, pero no hay que atenerse... hay que desconfiar hasta de los dioses, cuantimás si son conocidos por ser sangrientos.. y uno está en Teotihuacan. en este lugar sagrado, bien podría yo creer que los corazones, se encuentran y se desean, y no importa tiempo ni espacio, todo es eterno allí… |
|
|