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XXXXI ¡Oh,
el amor! No sé que pensar de él, le dije una noche al infinito. Me
dicen tantas cosas, que no acierto a dar en el punto exacto. Me
dicen que es pasión una pérdida de los sentidos... ¿Acaso
es un sentimiento fugaz, volátil? ¿
o será tal vez algo intrascendente? –
¡No, es muy
diferente! dijo el amor desde una gardenia,
escondido. ¡Claro
que te entiendo! Dijo al amor de pronto un enamorado: ¡El amor siempre me
compromete más de lo que yo estoy dispuesto a compartir! Quieren
mi tiempo, mi dedicación ¡no, éso no es para mí! Me
gustan los besos, los abrazos y
todo lo demás, pero mi tiempo, es sagrado y no lo
comparto. “Vaya
nos topamos con el egoísta” dijo el amor susurrando. Me
habló muy quedito, como a un amigo, el amor y dijo: El
más sublime de los sentimientos llega por lo general como una brisa y toca dulcemente el alma como un pétalo como un ala sútil de mariposa... encantando el corazón como una pequeña frágil gota
de rocio, que luego se rompe tristemente al primer soplo de violencia o de olvido. Nos
hace persiguir quimeras e ilusiones... unos cuantos momentos de luz en la oscuridad, tan solo en busca de un poquito de calor y como las papalotas* . nos quemamos o morimos en el intento. A
veces llega su inspiración sin que podamos asir su esencia celeste. Si
tiene sentido o no, lo dejamos al juicio de cada corazón sensible, para que descubra su verdad su ternura, sus metáforas. Y
cuando ese ser celeste despierte y haga volar las alas del
alma y sientas que desde el fondo de tu ser algo brilla como el sol desde tu interior. Pueda
ser entonces, que es el amor ¡que pasa! Papalotas* : pequeñas mariposas que
salen de noche, y buscan la luz. Muchas veces se queman en la luz de las velas. |
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