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VIII Cuando
la luz de tus ojos alcanza
mi alma, en mi mundo interior: todo brilla, todo
canta, todo es belleza, gracias
a ti. Cuando
percibo el sonido de tu voz, la
alegría me invade, como
algo conocido y familiar. mi
corazón se regocija y canta... baja
como el agua de una cascada desde
las altas montañas, gracias
a ti. Cuando
me abrazas no
hay nada en este mundo: ¡Que
desee yo más que
estar en tus brazos… por
siempre! Cuando
tu rostro roza el mío, entonces: ¡podría
yo pretender que sueño… que
la felicidad y la eternidad existen! Y
que son indescriptiblemente bellas... ¡A
tu lado!. oOo |
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