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Me hallo en el
rellano de la escalera que
llega hasta ella. Y ella, que no se
ve bella, me prueba, me
besa, me deja su huella y me enseña
una estrella que brilla y que
ciega, me enciende, se
entrega, me incita a subir
la escalera. Me niego a la
entrega: no puedo, no
quiero perderlo todo por
ella, que es bella, se
entiende, igual que la
estrella De nuevo me
enciende y no quiero caer
en sus redes de seda, de
incautos, de fieras, de
infiernos, de amantes
insomnes que un día
osaron subir la escalera, aquella que llega
hasta ella. Y en ella me
hallo, en este rellano de
espera y se queja. Me llama y me
muestra la herida que en
ella ha dejado la
huella de mi
indecisión. |
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