Oda a la abeja celeste
Melissa Ardan Rojas


XXVIII


Me trajo tu alma de abeja

la miel de los corazones celestes

los sonidos mágicos del universo

zumbando a mi alrededor

mirándome de reojo

como si fuese yo una gardenia.

 

Tú, abeja de mi Vida,

que reconoces

probablemente de lejos

lo que no digo

y que con tus alas me llenas de brisa marina

refrescando el fondo de mi ser.

 

No eres altiva, abeja mía,

haces sin preguntar, tu trabajo

y zumbas de nuevo

y nos das tu miel angelical..

 

Sin duda alguna

eres la maravilla del universo

tú, que siempre zumbas

por aquí y por allá

Y yo te escucho y te pienso

principalmente

en mi corazón.