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Ángel de mi guarda, amigo de mi
alma, Te apareces en mi casa, en mis
vidas y en mis camas. Me entregas tus bellezas con sudor,
con lágrimas, con vacíos y añoranzas... Tus silencios son alhajas, que
repartes sin templanzas Tus palabras son sonoras pero no
cuentan mis esperanzas Tus días son dorados y tus noches
son de plata Criatura de otras aguas, te
sumerges pero no escapas Vuelves a mis costas mojadas y
apasionadas Inhalas mi oxigeno sin abrigarte
con mis alas Hueles a deseo, a juventud y a
todas las razas Me invaden tus sueños y por ellos
me viajas Nos unimos por tierras soñadas, sin
paciencia y sin ventajas Cierro los ojos y te siento y de
ahí dentro ya no escapas Te observo cuando no miro, cuando
sólo busco tus miradas Tus suspiros son mi música, tus
aromas mis estancias Ahuyentas mis esperanzas con
energía y sin palabras, Para volverte con el viento donde
el sol jamás se encarna Para perderte en el horizonte, las
olas ya no te estampan No te siento entre la brisa, me
dejas desnuda y sobre todo helada... 14 de septiembre de 2010 |
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