Él
Marta Vaquero



Ángel de mi guarda, amigo de mi alma,

Te apareces en mi casa, en mis vidas y en mis camas.

Me entregas tus bellezas con sudor, con lágrimas, con vacíos y añoranzas...

 

Tus silencios son alhajas, que repartes sin templanzas

Tus palabras son sonoras pero no cuentan mis esperanzas

Tus días son dorados y tus noches son de plata

 

Criatura de otras aguas, te sumerges pero no escapas

Vuelves a mis costas mojadas y apasionadas

Inhalas mi oxigeno sin abrigarte con mis alas

 

Hueles a deseo, a juventud y a todas las razas

Me invaden tus sueños y por ellos me viajas

Nos unimos por tierras soñadas, sin paciencia y sin ventajas

 

Cierro los ojos y te siento y de ahí dentro ya no escapas

Te observo cuando no miro, cuando sólo busco tus miradas

Tus suspiros son mi música, tus aromas mis estancias

 

Ahuyentas mis esperanzas con energía y sin palabras,

Para volverte con el viento donde el sol jamás se encarna

Para perderte en el horizonte, las olas ya no te estampan

 

No te siento entre la brisa, me dejas desnuda y sobre todo helada...

 

 

 

14 de septiembre de 2010