Otoño
Carolina Grekin Garfunkel



Otoño de la tierra repetido;

eterno pasaje a la resurrección.

Así en el hombre, cual sea su misión,

al eterno ciclo nace sometido.

 

Imagen terrenal del recorrido

que va del verde al rojo y amarillo

para el hombre de fuste y el sencillo

que, iguales en la muerte, han renacido.

 

Y esta belleza que le llena el alma,

a quien decide ver cuando lo mira

al bosque en llamas que devoto admira,

es mensaje que se recibe en calma.

 

Pues esta senda que su alma advierte

la ha de recorrer de igual manera

desde que nace y muere aquí en la tierra

y renace al espíritu en la muerte.

 

Vida aparente, primavera, ofreces

y a su vez el verano te exagera

hasta entregar exhausto su bandera

a un otoño al que el invierno vence.

 

La vida que se ofrece, silenciosa,

la devela el otoño en su mesura

al hombre que lo ve y no pone en duda

al espíritu en la espina y en la rosa.

 

Bajo hipnótica eclosión primaveral

se renueva en el hombre la ignorancia

del saber que la tierra es sólo estancia,

que su origen no es el reino mineral;

que el reino vegetal, exuberante,

se aleja de la tierra hacia los cielos

y se yergue de lo oscuro de su suelo

a la luz del espíritu operante.