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El mundo se envuelve en su manto de tiempo. Por doquier hay
lágrimas rojas, de sangre inocente, meticulosa sangría del futuro. Feroces fisuras presenta la humanidad, maduran los cartuchos y duermen los pájaros. Enormes cicatrices nos
cubren, y el hombre incólume cual mole de granito acata el grito brutal con impotencia. Se esperan vientos, que alejen esta cruel realidad de destrucción activa y que no arranquen de los espíritus, secretos guardados en el gran libro de la memoria humana. Pasa el tiempo y se opaca la luz… Hay un río de
lágrimas que el cielo derrama sobre nosotros buscando despertar las últimas esperanzas desterradas en el sueño. Quieto se queda el mundo sólo escucha, nudos que se cierran con lenta agonía, de pájaros sobrevivientes. En un mundo sin
presencias, ungido por un llanto sin lágrimas. Confusión,
desorden y desaliento, en el destierro humano. |
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