Soldadera reina de la revolución
Washington Daniel Gorosito Pérez



La revolución

no te ha agradecido,

la Patria mexicana, tampoco.

 

Mujer combativa

Solidaria y creativa.

Te nombro con profundo respeto:

¡Oh! Soldadera,

Reina de la Revolución.

 

Dejaste todo atrás,

siguiendo a tu Juan

a los campos de batalla,

cocinando, lavando, luchando.

 

No importaba tu vida,

marcada por la generosidad,

en tu amor a la patria,

la ofrecías

y a tu hombre seguirías.

 

Símbolo perenne de la mujer mexicana,

cuando la Patria te ha llamado

y te ha necesitado

tu valor y tu hidalguía

han sabido responder.

 

Pasa el tiempo…

y la deuda del pueblo contigo se acrecienta.

 

Te quisiera en una estatua

no de granito frío,

sino cálida como tú

que salude cada día

la salida del sol.

 

Estarás,

frente por frente

al monumento a la revolución.

 

Soldadera,

símbolo de la gloria revolucionaria,

ejemplo del ayer

para el hoy.

 

Augurando con tu mirada

tierna en el horizonte

un mañana de justicia

sobre el territorio patrio.

 

Ese que regaste con tu sangre,

de “Adelita”,

“Marieta”,

“Juana Gallo”,

“María Pistolas”

y tantas

heroínas anónimas,

que escribieron capítulos enteros

de ese gran libro de victorias

que fue la Revolución Mexicana.

 

Madre abnegada y esposa,

líder femenil, pero ante todo

compañera guerrillera.

 

¡Oh! soldadera,

reina de la revolución.

 

Como el águila mexicana,

llegaste a las cumbres más elevadas

de la nación,

mostrando una entrega sin igual,

luchando tras un magno ideal.

 

El amor a tu México,

Patria amada que con tu vida

contribuiste a mejorar.

 

Y que muy pronto seguramente

podrás mirar orgullosa

desde tu glorioso altar.