|
|
La revolución no te ha agradecido, la Patria mexicana,
tampoco. Mujer combativa Solidaria y creativa. Te nombro con profundo
respeto: ¡Oh! Soldadera,
Reina de la Revolución. Dejaste todo atrás, siguiendo a tu Juan a los campos de batalla, cocinando, lavando,
luchando. No importaba tu vida, marcada por la
generosidad, en tu amor a la patria, la ofrecías y a tu hombre seguirías. Símbolo perenne de la
mujer mexicana, cuando la Patria te ha
llamado y te ha necesitado tu valor y tu hidalguía han sabido responder. Pasa el tiempo… y la deuda del pueblo
contigo se acrecienta. Te quisiera en una
estatua no de granito frío, sino cálida como tú que salude cada día la salida del sol. Estarás, frente por frente al monumento a la
revolución. Soldadera, símbolo de la gloria
revolucionaria, ejemplo del ayer para el hoy. Augurando con tu mirada tierna en el horizonte un mañana de justicia sobre el territorio
patrio. Ese que regaste con tu
sangre, de “Adelita”, “Marieta”, “Juana Gallo”, “María Pistolas” y tantas heroínas anónimas, que escribieron
capítulos enteros de ese gran libro de
victorias que fue la Revolución
Mexicana. Madre abnegada y esposa, líder femenil, pero ante todo compañera guerrillera. ¡Oh! soldadera, reina de la revolución. Como el águila mexicana, llegaste a las cumbres
más elevadas de la nación, mostrando una entrega
sin igual, luchando tras un magno
ideal. El amor a tu México, Patria amada que con tu vida contribuiste a mejorar. Y que muy pronto
seguramente podrás mirar orgullosa desde tu glorioso altar. |
|
|