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Una gaviota solitaria anuncia la llegada de los barcos vencidos. No había agitados
cardúmenes en el sótano de las
aguas del Río de la Plata. Estocada mortal a los pescadores. En el muelle del puerto las aguas filosas hieren las rocas
aullantes que exhalan ruidos
armónicos. Mientras vuelan
infinitas mariposas de espuma, la tarde va oxidándose y se duerme la luz. |
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