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Perdí mi corazón jugando cartas con la hechicera del amor prohibido. Ella se fue y se lo llevó tan lejos a donde yo jamás pueda encontrarlo. Era un corazón gastado, pero era el mío y me hace falta para hablar de amor y me hace falta para estar con ellas y me hace falta porque era el mío. He jugado otros haberes viejos: mi piel, mi voz, y todos los sentidos. Con otras magas de amores permitidos y a veces gano, pero no me agrada yo quiero un corazón: el que es el mío. |
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