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El tiempo nos inicia crecemos con él habita nuestros huesos ahuecando de forma imperceptible nuestros días, nuestras noches; llega una tarde sin que la nombremos que nos arrincona y palpamos extasiados sus estragos en nuestra memoria/de mentiras y
verdades/Vamos de regreso empuñando recuerdos que ya comienzan a ser hojas secas de árboles que sangran la piel; echamos mano del esqueleto que somos y lo arrastramos de regreso a la tierra, que recibirá amablemente las cenizas que ya somos. Namid Amador |
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