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Las voces siguen
llegando, el viento trae esa oleada de vida desde la urbe del
insomnio. Las abultadas torres
cual oscuros profetas perdidos en códigos de sombra como el llanto y la risa que brotan gemelos. Alrededor no hay más que angustias, el vacío cubre todo. Mientras, escondido y agazapado entre los intersticios de la realidad, llora un tango. |
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