|
|
Es la mujer del
dos mil, como la luna de
noche, tras las nubes eclipsada, quiere
desvelarse al hombre no, como el ama
de casa ejerciendo sus
labores, sino, como el
sol luciendo, tras algunos
nubarrones. La igualdad
está cercana, semejante a la
del hombre. Ayer, pasó
turbio espejo frente aquel
destino ocre, hoy, ya rompe
encrucijadas con mano más
firme y noble. En trabajo y en
cultura está subiendo
escalones, sumando a la
inteligencia, cualidades y
buen porte y logrando día
a día las metas que
se propone. En puestos de
relevancia aún, no existe
un derroche, y hasta
alcanzar el nivel que ahora encumbra al hombre; su lucha por la
igualdad no cesará día y
noche. Sopesa sus
potenciales y corrige sus
errores sacando lo
positivo tras la mirada
que esconde, La mujer es una
joya que engarzada
en un buen broche, brilla como las
estrellas reflejadas en
las flores. Y... en algo
muy importante la alcanzará
nunca el hombre: Don de la
maternidad privilegiada
cual orbe: ¡Dios con la
mujer creando, en la tierra,
vida y hombre! María Velasco
Rivera 9-3 2001 |
|
|