El santo lento
Namid Amador


Con cada palo de agua,

Madre ponía veladoras;

San Isidro sordo a rezos,

Nos hacía volar

Con ollas y trapos

Para reciclar el llanto

Enfurecido de Dios,

(que a chorros caía en

piezas y zaguán).

 

Cuando por fin

El Santo respondía,

Madre, atizaba el calor,

para iluminar el hogar,

que tranquilo, sin el padre,

Recogía lluvias permanentes

Y alegrías sin dolor.