|
|
Las lejanas copas
de
los árboles se mecen
sensuales
en su danza de amor,
majestuosos
, nobles y
bondadosos
; ya sea un cedro, un roble,
un
ciprés o un sauce llorón
prodigan amor.
Siempre han existido
en
mi vida, dejando
para
mis días
olor
, protección,
asombro
y amor.
Los huelo, los abrazo,
les
lloro mis
penas
les susurro
mis
verdades.
Los árboles,
amigos
íntimos, eternos,
de
raíces hondas y
bienvenidas
amorosas. |
|
|